Por: Nery Alexis Gaitán
Se ha instaurado la IV Legislatura del Poder Legislativo sin pena ni gloria y sin haber clausurado la III, en irrespeto a la ley y lo que posiblemente puede acarrear problemas legales. Pero así son estos diputados oficialistas, irrespetuosos de la ley y defensores hasta las últimas consecuencias de la agenda política oficialista, que es dictatorial y antidemocrática.
Sucedió lo que esperábamos oír, discursos vacíos, demagógicos, altamente politizados y nada apegados a la realidad. Según los representantes de los tres Poderes del Estado, Honduras es un paraíso que se ha transformado en los últimos tres años de gobierno de refundación. Nada más absurdo y vil en un país que se está cayendo a pedazos y se han agravado terriblemente los problemas sociales.
El discurso de Luis Redondo estuvo lleno de excusas tratando de justificar por qué es el Congreso más improductivo en nuestra vida democrática. Además de atacar a los medios de comunicación por su campaña en contra de ese Poder. Lo preocupante de este discurso es que defiende la agenda oficialista de una forma descarada. Y amenazar a la oposición que si no llega a consensos iniciará las consultas populares -él que ha sido incapaz hasta de negociar con la madre de su hijo por una exigua pensión alimenticia-, son amenazas de ahogado al verse fracasado en su propósito de imponer los dictados de casa presidencial. Le recuerdo que son minoría en el Congreso y que las consultas populares necesitan mayoría calificada.
Hubiera sido bueno escucharlo por qué ha sido incapaz de establecer consensos con la oposición política por el bien de Honduras. Lo cierto es que no tiene ninguna capacidad de negociación, nadie lo respeta, ni aun los de su misma bancada, y lo que desea es imponerse al mejor estilo intolerante de Libertad y Refundación.
Urge que se apruebe el Presupuesto General para darle continuidad a programas de impacto social y que no se detenga lo administrativo; asimismo, otras leyes de importancia. Pero, mientras no se modifique el presupuesto que mandó el Poder Ejecutivo, ya que busca financiar las campañas políticas de este año con el dinero del pueblo, es muy difícil que la oposición lo apruebe. Por lo tanto, Redondo está obligado a modificar el presupuesto para su aprobación, por el bien de todos los hondureños, en especial los pobres, que son la mayoría.
Para variar, la siempre ausente, la Presidente Castro, no llegó y mandó al anónimo designado presidencial a repetir las mentiras de turno. Se debe ser muy descarado para decir que la pobreza se ha reducido alrededor de 12 puntos, cuando es todo lo contrario, se ha incrementado y muchos hondureños han pasado del portal de la pobreza a la miseria. Y, para colmo, la culpa de todos los males la tiene el golpe de Estado. Este fue un discurso cansón y demagógico a más no poder.
Por su parte, la Presidente de la Corte Suprema de Justicia no convenció a nadie con cifras de trabajo, en un Poder Judicial que se ha caracterizado por la lentitud en aplicar justicia; y en este período por defender la agenda del Ejecutivo. Sus logros propuestos, si es que los hay, han pasado desapercibidos por el pueblo hondureño que no confía en el sistema de justicia.
La oposición hizo bien al retirarse para no escuchar estos discursos de alabanza a un gobierno que ha engañado perversamente al pueblo y no ha cumplido sus promesas de campaña. En cambio, el nepotismo y la corrupción son la norma en esta fracasada administración gubernamental.
Libre, por querer imponer su agenda política, no ha trabajado por resolver los graves problemas sociales que enfrentamos, el sistema de salud está colapsado, se han perdido miles de empleos, las carreteras están destrozadas, etc. Nunca se prepararon para gobernar a favor de los pobres.