Los centros de votación de Panamá han cerrado este domingo en unas elecciones generales que han concluido sin que se hayan producido incidentes y a la espera de conocer las encuestas a pie de urna, que se podrán publicar tres horas después del cierre oficial de los colegios electorales.
La votación, que comenzó a las 07.00 horas (hora local), ha concluido a las 16.00 horas (23.00 hora local española), si bien el electorado que se encuentre en la fila podrán ejercer su voto. Tras ello y a minutos de inicar el conteo, las autoridades han iniciado la quema de papeletas que no han sido utilizadas.
No solo podrán votar aquellos que estén en fila, sino también los miembros de la mesa respectiva, incluyendo a los representantes de los partidos políticos y de los candidatos por la libre postulación, así como funcionarios en servicio del Tribunal Electoral, la Fiscalía y las fuerzas de seguridad.
Estas elecciones se han celebrado en medio de una sensación de gran frustración con la clase política, en gran parte por los continuos casos de corrupción, tanto los heredados como los que han ido apareciendo en la administración del presidente saliente Laurentino Cortizo, así como por problemas medioambientales que han provocado una sequía que ha reducido el tráfico fluvial en el Canal de Panamá, principal motor de su economía.
Mientras que ocho candidatos se disputan el poder, en un país donde no está permitida la reelección y los mandatos son para cinco años, la campaña ha estado marcada por la inhabiltiación del expresidente Ricardo Martinelli, refugiado en la Embajada de Nicaragua en Panamá desde el 7 de febrero por una condena de más de diez años de prisión por lavado de dinero. No obstante, el candidato mejor situado en los sondeos es su hombre elegido, el derechista José Raúl Mulino.
Por su parte, el vicepresidente saliente, Gabriel Carrizo, arrastra los pésimos índices de popularidad de Cortizo. Con algo más del 8 por ciento en intención de voto, es, según las encuestas, quien mayor rechazo encuentra entre el electorado, con un 45 por ciento.
A pesar del gran número de candidaturas, el espectro político en el que se mueven la gran mayoría de ellas oscila entre el centro derecha y el conservadurismo más extremo, con presencia de algunas propuestas más progresistas, como la de libre postulación de Maribel Gordón, o la de Carrizo, con apenas posibilidades.