By Por: Marcio Enrique Sierra Mejía
Votar por la democracia en Honduras el 30 de noviembre próximo significa ponerle fin a la crisis institucional, la manipulación política y la desconfianza ciudadana en la que estamos los hondureños. El gobierno de Xiomara Castro, manipulado por el Partido Libre, ha deteriorado el Estado de derecho y concentrado el poder al punto de poner en peligro el pluralismo político y, por lo tanto, votar en contra del Partido Libre adquiere una prioridad máxima e indispensable. En estas próximas elecciones generales, no votemos por caudillos, sino por limitar el poder político que los socialistas castromelistas quieren continuar sosteniendo. Es indispensable impedir que la oligarquía Zelaya-Castro siga controlando las instituciones. Los ciudadanos y ciudadanas hondureños, al votar por la democracia, eligen un gobierno que no le teme a gobernar con transparencia, que respeta el contrapeso de poderes y ve en la alternancia un principio, no una amenaza. O sea, que al votar a favor de un candidato democrático están rechazando el caudillismo dictatorial corrupto socialista instaurado por el Partido Libre. Honduras merece un gobierno democrático en el que la ley prevalezca sobre el interés particular del gobernante. Tu voto a favor de un gobierno democrático va a contribuir a que las instituciones funcionen con ética y moralidad, a que los tribunales no se vendan, a que el ministerio público investigue sin miedo y sin seguir lineamientos partidaristas, a que el gobierno pueda debatir sin subordinación a ordenes políticas partidaristas superiores y, a que, en los organismos electorales, exista independencia y no manipulación.
En Honduras, debemos trascender y superar la pusilánime institucionalidad que se ha subordinado al interés político de la cúpula corrupta castromelista y que instrumentalizan la dinámica funcional para explotar al Estado como botín e enriquecer ilícitamente a miembros del Partido Libre. El voto democrático es para poder recuperar la independencia de los poderes del Estado, redirigir a las instituciones que a través de las funciones que ejecutan, favorecen la violación de las normas del Estado de derecho y la impunidad de turno. Al votar por un Estado de derecho democrático estamos oponiéndonos al intento del Partido Libre de pandear la voluntad popular. En tal sentido, hay que defender el voto soberano democrático y contrarrestar el fraude y la opacidad. Debemos exigir la observación independiente, la transparencia, padrones limpios y conteos verificables. En otras palabras, hay que ganar el poder no con trucos, sino por la confianza ciudadana. El voto independiente tiene la responsabilidad de asegurar la alternancia como el mecanismo de rescate nacional. En estas elecciones de 2025 los votos de los independientes, sean favor del Partido Nacional o del Partido Liberal; decidirán, sí el país va a continuar por la senda del control autoritario socialista corrupto o contribuirá a recuperar el ordenamiento institucional de la república. Tienen el compromiso con las generaciones futuras de heredarles un país democrático.
El voto a favor de la democracia significa contribuir a vencer el fraude digital o cualquier compromiso demagógico que hacen los castromelistas, para continuar imponiendo el sistema de dominación oligárquico familiar autoritario deshonesto que hemos o estamos enfrentando.
