By En medio de un ambiente tenso y evidente descontento ciudadano, el presidente del Congreso Nacional y candidato a la reelección legislativa, Luis Redondo, protagonizó uno de los momentos más conflictivos de la jornada electoral al presentarse a votar en la Escuela San Vicente de Paúl, en San Pedro Sula.
Su llegada, acompañado por al menos cuatro agentes de seguridad, generó molestia inmediata entre los votantes. El parlamentario ingresó directamente al aula donde debía sufragar, sin hacer fila, pese a que numerosos ciudadanos —incluidos adultos mayores— esperaban desde temprano para ejercer su voto. La escena provocó gritos, empujones y una multitud de teléfonos grabando el momento en que la indignación se desbordó.
“¡Fuera, fuera!”, “¡Corrupto!”, “¡No volverán!” y “¡Fuera el famalión!” fueron algunas de las consignas que le corearon mientras intentaba abrirse paso hacia la Junta Receptora de Votos.
Redondo restó importancia al incidente y lo describió como parte del clima político habitual. “La efervescencia de la gente hay que respetarla”, dijo al retirarse del recinto. Dentro del aula, intentó justificar la reacción ciudadana señalando que se trataba de simpatizantes de otros partidos políticos.
Aun así, se mostró satisfecho tras votar y aseguró con firmeza que su candidata presidencial, Rixi Moncada, será “la próxima presidenta de Honduras”. Además, reiteró la posición de su partido de no reconocer los resultados preliminares: “No aceptamos los resultados del TREP”.
Consultado sobre el respaldo del expresidente estadounidense Donald Trump al candidato nacionalista Nasry Asfura, respondió tajante: “Los hondureños son los que eligen a sus autoridades”, minimizando cualquier influencia externa.
El repudio público no disminuyó mientras abandonaba el centro educativo. Ciudadanos de distintas edades lo siguieron increpando, acusándolo de contribuir a la crisis legislativa y de faltar el respeto a la población al no esperar su turno.
Antes de retirarse, Redondo únicamente lamentó los retrasos en la apertura del centro de votación.
Lo que debía ser un acto cívico terminó reflejando la tensión política actual y la percepción crítica que un amplio sector de la ciudadanía mantiene hacia el diputado.
