By Carta integra de Romeo Vásquez a las Fuerzas Armadas:
Me dirijo a ustedes, soldados, oficiales generales, oficiales, suboficiales, tropa y personal auxiliar de todos los niveles, con profundo respeto, con el corazón firme y la conciencia limpia de quien ha servido con honor bajo la bandera de Honduras.
Ojalá todo lo que hoy ocurre sea parte de una estrategia institucional y no el resultado de una manipulación silenciosa por parte de quienes hoy ocupan el poder. El partido Libre y sus dirigentes conocen perfectamente quiénes eran los comandos tácticos en el año 2009, durante la crisis política. Muchos de ellos hoy integran la cúpula de nuestras Fuerzas Armadas. Y, sin embargo, el régimen calla. ¿Por qué? Porque los necesita para consolidar su dictadura. Pero no se equivoquen: cuando ya no les sirvan, los atacarán, uno por uno. La historia lo ha demostrado una y otra vez.
Sería ingenuo creer que esta persecución contra los generales retirados —acusados falsamente, puestos en estado de indefensión y víctimas de una clara violación al debido proceso— es un hecho aislado. Es parte de una estrategia de intimidación, de venganza, de castigo ejemplar contra quienes osamos cumplir nuestro deber en defensa de la Constitución, el Estado de Derecho y la democracia.
Ustedes bien saben que las Fuerzas Armadas actúan sobre la base de una misión constitucional, no por ambiciones personales ni por intereses políticos. Si ese principio ha sido traicionado, entonces nuestra institución corre el peligro de dejar de ser el último bastión del pueblo hondureño.
No se llamen a la indiferencia. Defender la patria y la democracia jamás ha sido un delito. Lo que sí es injusto, lo que sí es inmoral, es permanecer en silencio mientras se pisotea la verdad, mientras se pretende borrar con mentiras el sacrificio de quienes hemos servido con lealtad y honor.
Y más aún, no comprendo cómo una institución hermana como la Policía Nacional puede prestarse para perseguir a miembros de las Fuerzas Armadas, cuando sus líderes son abogados, profesionales formados que conocen perfectamente la ley y la justicia. ¿Dónde están? ¿Por qué callan?
La pensión no es suficiente para pagar abogados ni para proteger a nuestras familias ante un régimen vengativo. Y lo saben: aunque se demuestre la inocencia, el régimen quiere castigar por miedo, por revancha, por estrategia.
No traicionen su juramento. El espíritu de cuerpo es lo último que debe perderse. La patria aún los necesita. No es tiempo de cobardía ni de cálculo político. Es tiempo de honor, de valor y de lealtad entre hermanos.
Sigo con la lucha con fe en Dios, valor y determinación.
Por la patria. Por la verdad. Por la justicia.
Atentamente,
Gral. de División (R) Romeo Vásquez Velásquez
Exjefe del Estado Mayor Conjunto
