Reverendo Mario Fumero se suma al malestar de líderes evangélicos por participación de la Confraternidad en manifestación del 16 de agosto

Reverendo Mario Fumero se suma al malestar de líderes evangélicos por participación de la Confraternidad en manifestación del 16 de agosto

Reverendo Mario Fumero se suma al malestar de líderes evangélicos por participación de la Confraternidad en manifestación del 16 de agosto

A continuación su Comunicado:

Comunicado personal de Mario E. Fumero
Sobre los recientes acontecimientos en torno a la situación política de Honduras, y la posición de las iglesias (tanto católica como evangélica) de realizar una marcha de oración por la paz, la unidad y la democracia en el país, quiero expresar mi postura:

En momentos de polarización social, y ante algunas manifestaciones en las que dirigentes de la confraternidad han atacado públicamente al gobierno y al partido en el poder, presento mi posición al respecto:

1. Ningún pastor que represente a una congregación u organización religiosa debería manifestar públicamente sus creencias políticas o ideológicas. Hacerlo atenta contra la unidad de la iglesia, ya que en ella hay personas de todas las corrientes. Como ministros, somos figuras públicas, y nuestras opiniones pueden influir y causar división en el cuerpo de Cristo.

2. En el pasado, algunos pastores cometieron el error de alinearse con los gobernantes de turno. Estos hechos han traído escarnio al evangelio y, tristemente, los medios de comunicación suelen usarlo para juzgarnos a todos. En estos momentos de polarización y división, el papel de los líderes religiosos debe ser de pacificadores y reconciliadores, evitando echar leña al fuego o sembrar cizaña.

3. Considero que la iglesia tiene derecho a expresarse libremente en temas de moral, unidad y libertad de conciencia. Vivimos en un estado laico, por lo que ninguna iglesia debe tener protagonismo. Debemos defender la apoliticidad de la iglesia, que es un reino dentro de otro reino.

4. Esperamos que la manifestación se lleve a cabo de forma pacífica, sin partidos, sin tendencias ideológicas, y sin consignas políticas. El único propósito debe ser orar por nuestras autoridades, como ordena la Palabra de Dios, y hacer un llamado a la unidad y la reconciliación para que podamos celebrar unas elecciones pacíficas, democráticas y de respeto mutuo.

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