No votar es entregar el poder de decidir en silencio

No votar es entregar el poder de decidir en silencio

Por: Ángela Sosa

En cada proceso electoral, Honduras enfrenta un fenómeno que se repite y debilita su democracia: el abstencionismo. Miles de ciudadanos deciden no acudir a las urnas, convencidos de que su voto no cambia nada, de que todos los políticos son iguales o de que el sistema está tan corrompido que ya no merece su participación. Pero esa resignación, que parece una forma de protesta, en realidad es una rendición. Y hoy más que nunca, el país no puede darse el lujo de rendirse.

La abstención no es neutral. Cada ciudadano que decide no votar deja que otros muchas veces una minoría organizada o con intereses particulares, decidan el rumbo de todos. No votar es entregar el poder en silencio. Es ceder la posibilidad de elegir un futuro distinto a quienes sí acuden a las urnas, sin importar si lo hacen movidos por la esperanza o por el miedo.

En una democracia frágil, cada voto cuenta más de lo que imaginamos. La historia reciente demuestra que los resultados electorales se definen por márgenes mínimos. Una sola papeleta puede representar la diferencia entre avanzar hacia un Estado más justo o continuar atrapados en el ciclo de la corrupción, el desempleo y la migración forzada. Quien no vota, deja su silla vacía en la mesa donde se decide el destino de Honduras.

El acto de votar no debería verse como una rutina, sino como un acto de dignidad. Es el momento en que la ciudadanía se convierte en protagonista. Votar es mucho más que marcar una papeleta: es reafirmar el derecho a ser escuchado, a exigir rendición de cuentas, a construir un país donde la esperanza sustituya la indiferencia. Cuando un pueblo se moviliza y vota con conciencia, las estructuras de poder se sacuden y los liderazgos cambian.

A quienes se sienten desencantados, vale recordarles algo esencial: el voto no se emite por los políticos, sino por los principios. No votamos por personas perfectas, votamos por ideales, por caminos posibles, por el bienestar de nuestros hijos y nietos. Votar no es un favor al sistema; es una herramienta para transformarlo. Cada vez que decidimos quedarnos al margen, fortalecemos a quienes prefieren un pueblo pasivo y desconectado.

Por eso, este llamado va especialmente dirigido a los jóvenes, a las mujeres, a los trabajadores y a los hondureños que se sienten olvidados. No permitas que la frustración te robe la esperanza. Tu voto es tu voz, y tu voz tiene poder. Los grandes cambios en la historia de los pueblos no surgieron del conformismo, sino del coraje de quienes decidieron actuar, aun cuando las circunstancias parecían imposibles.

Honduras no necesita espectadores; necesita protagonistas. Ser ciudadano no es solo tener derechos, es también asumir responsabilidades. Y entre todas, una de las más importantes es la participación electoral. No se trata de elegir a un mesías, sino de construir colectivamente un país más justo, con instituciones sólidas y con oportunidades reales. Si queremos una nueva generación de líderes honestos, debemos comenzar votando por valores, no por favores.

El voto consciente no es ingenuidad, es valentía. Es creer que el cambio es posible si se hace con educación, con responsabilidad y con convicción moral. Ningún país ha salido adelante dejando que otros decidan por él. Votar es asumir el control del propio destino. Y eso, en una nación que ha sufrido tanto por la indiferencia y la manipulación, es un acto de resistencia pacífica y profundamente patriótica.

Hoy, Honduras necesita ciudadanos que no se rindan. Que voten con esperanza, con criterio y con amor por la patria. Que entiendan que el voto es la semilla de la transformación y la herramienta más poderosa de la conservación de la democracia.

No permitamos que el silencio de la abstención sea más fuerte que la voz de la esperanza. El futuro está en tus manos. Vota. Porque el país que soñamos no se construye solo con palabras, sino con decisiones.

“El abstencionismo electoral, es una práctica nociva para los países democráticos, lamentablemente, cada vez se presenta más en ellos … El abstencionismo electoral perjudica la esencia y orden público de cualquier Estado democrático.” — Jesús Andrés Sandoval Gallo y Martha Patricia García Rodríguez.

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