By Por: Marcio Sierra
Votar a favor de la candidata del Partido Libre es darle continuidad a la perversa manipulación gubernativa que ejerce la cúpula del Partido Libre y significa no solamente un retroceso democrático, sino aumentar la inestabilidad política, económica e institucional de Honduras. En casi cuatro años de gobernanza, el proyecto refundador socialista, ha derivado en un sistema de dominación autoritario deshonesto, concentrador del poder, basado en una vergonzosa manipulación doctrinaria cuyos resultados tangibles no han beneficiado al pueblo hondureño. Desde que conquistan el poder de Estado los del Partido Libre, al asumir la presidencia Xiomara Castro, han consolidado una oligarquía política y familiar que controla los aparatos del Estado, sin rendición de cuentas y con evidentes tendencias a perpetuarse. Están utilizando la oratoria de cambio como instrumento de control, fingiendo transparencia, escondiendo a través de la propaganda, la instrumentalización política de la justicia que la utilizan como arma partidarista.
En Honduras, la institucionalidad democrática sufre un desgaste severo. El Partido Libre, dicta la política que sigue el Ministerio Público y el Poder Judicial es objeto de manipulación partidaria, el Congreso opera a través de una Junta Directiva enredada en componendas malsanas, y los organismos de seguridad actúan de manera torcida. Al Estado de derecho lo pisotean, porque han instaurado la sumisión de los poderes a la obediencia política vertical. Estamos observando la aplicación de una dinámica que claramente deteriora la confianza ciudadana y restringe los espacios de participación en libertad.
En el ámbito económico, lo que menos existen son políticas coherentes, en cambio, han incrementado el clima de incertidumbre ahuyentando la inversión. La pobreza y la migración continúa creciendo, por otra parte, el empleo formal se reduce. Asimismo, la gobernante utiliza la asistencia social como herramienta de clientelismo, premiando la lealtad partidaria y castigando la crítica. En otras palabras, sobrevivimos bajo un contexto populista económico que no construye futuro, sino subordinación y desesperanza.
Votar a favor del Partido Libre y su candidata es, por consiguiente, darle perpetuidad a un sistema de dominación política que va a prolongar el daño en la nación. Los hondureños y hondureñas necesitamos una democracia fuerte, con instituciones de justicia independientes, y un liderazgo político que sepa escuchar más que imponer. Sostener la alternancia democrática no debe verse como amenaza, sino como una oportunidad de rescatar la Republica del estancamiento autoritario perverso. No debemos favorecer al socialismo corrupto que impulsan los castromelistas, porque politiza el poder judicial, paraliza el poder legislativo, crea crisis en el Consejo Nacional Electoral (CNE) militarizándolo y moviliza huestes civiles para desatar violencia civil. El Partido Libre quiere aferrarse al poder sin demostrar resultados objetivos y continuar en una siguiente etapa de gobernanza dictatorial con mayor intensidad antidemocrática, mayor control, menos libertad y menos progreso.
