Los demócratas en Honduras tienen que unificarse. Una propuesta política

Los demócratas en Honduras tienen que unificarse. Una propuesta política

Por: Marcio Enrique Sierra Mejía

El reto que de los demócratas en Honduras consiste en redefinir, reestablece y proteger un sistema político pluralista en el que se acepten y valoren diversas posturas partidarias, de grupos y opiniones dentro de la sociedad. Se trata de reconocer que se puede transitar a una sociedad cuya prospectiva política sea el desarrollo socioeconómico y cultural integral.  O sea, que se tomen en consideración todos los elementos o aspectos ideológicos del crecimiento y del desarrollo de la sociedad. En el actual contexto político que tenemos, al no haber una postura política democrática claramente consensuada, el Partido Libre conjuntamente con su funcional clan político familiar gubernativo, instauran la fragmentación de los opositores democráticos debilitándoles la capacidad para ejercer un contrapeso efectivo frente a los abusos de poder, la corrupción y la ineficacia gubernamental. Por lo tanto, la unificación de los opositores democráticos no se contrae simplemente a la cuestión electoral; es un emprendimiento patriótico y apremiante para lograr reestablecer el equilibrio institucional y robustecer la democracia.

Los demócratas tenemos que construir un proyecto nacional común que supere el egocentrismo partidista. Se hace necesario encontrar puntos de coincidencia en cuestiones claves como la lucha contra la corrupción, el respeto al estado de derecho, la independencia judicial y la transparencia en la gestión pública. Necesitamos converger en un “ACUERDO MÍNIMO DEMOCRÁTICO” que articule la ruta de acción conjunta sin tener que apelar a una fusión total de ideologías.

En tanto no exista un espacio institucionalizado para el dialogo entre partidos políticos, sociedad civil, organizaciones juveniles, académicas y religiosas, no habrá una comunicación constante que facilite y permita, fomentar la confianza mutua y resolver las diferencias a fin de evitar que se intensifiquen. Se trata de contar con una facilidad para reunirse bajo principios de respeto, inclusión y responsabilidad, evitando protagonismos personalistas que históricamente contribuyen a fracturar la oposición.

La conformación de alianzas electorales solo puede ocurrir sí logramos unificar criterios. El Partido Libre está aprovechando la dispersión de las fuerzas democráticas para beneficiarse atrayendo el voto independiente. Al haber cohesión política democrática, el oficialismo izquierdista pierde fuerza y apoyo popular. Sin embargo, en la medida que predominen liderazgos democráticos cuestionados por un pasado inapropiado y hasta obsoleto, la unidad es difícil de alcanzar, pues esta debe girar en torno, a figuras que inspiren confianza por su trayectoria limpia y su compromiso democrático.

Es necesario darles apertura a liderazgos jóvenes, mujeres, representantes de pueblos indígenas y sectores históricamente marginados, con la finalidad de revitalizar el movimiento opositor y ampliar su base social. Asimismo, se debe articular una estrategia de comunicación eficiente, basadas en redes sociales, medios alternativos y campañas creativas que movilicen a la ciudadanía y denuncien los abusos del régimen castromelista que manipula el Partido Libre. Se tienen que establecer alianzas externas con organismos internacionales para denunciar las irregularidades y presionar por reformas democráticas. No es conveniente tener muchas voces ante el mundo porque lo mejor es maximizar el impacto de la lucha.

Concluyendo, la unidad de los opositores democráticos no es un ideal abstracto, sino una necesidad histórica. Debemos cohesionar la lucha con un propósito claro que ofrezca una alternativa creíble a los hondureños y abrir la ruta política hacia una democracia justa, inclusiva y transparente.

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