Los hondureños que emigran a Estados Unidos (EE. UU.) en busca de un mejor futuro continúan dando historias sorprendentes, como el caso de Mardin Gavarrete Sales, quien construyó prácticamente un palacio en Lepaera, Lempira, al occidente de Honduras.
Las fotografías de la lujosa, amplia y alta vivienda, ubicada en una colina en la comunidad de Tejeras, se han vuelto virales en redes sociales. Muchos internautas se muestran asombrados por la magnitud de la edificación y aseguran que su costo debe ascender a millones de lempiras.
Luego de la circulación de las imágenes, salió a la luz la identidad del propietario. Según medios locales, Mardin Gavarrete emigró a EE. UU. a los 16 años, donde rápidamente se puso a trabajar y ahorrar para cumplir este anhelo en su tierra natal.
Toma aérea de la vivienda en Lepaera, Lempira. Foto: Gerson Lara.
Pero no todo termina allí, ya que la historia del catracho es sorprendente, puesto que gracias a su trabajo arduo, constante y perseverancia, ahora es un exitoso empresario en la nación norteamericana.
Una historia que inspira
El hondureño concedió una entrevista al periodista Gerson Lara, donde relató parte de su inspiradora historia. Mardin es el menor de los 12 hijos de don Constantino Gavarrete y doña María Celestina Salas.
Hace muchos años salió de su tierra natal rumbo a EE. UU. con una mochila cargada de sueños y metas por cumplir. Una vez en ese país se centró en trabajar duro, luchar y salir adelante a pesar de las adversidades.
Como todo migrante latino, al inicio enfrentó varios obstáculos, pero sus ganas de progresar eran mayores. Por ello, aprendió muy bien el oficio de la construcción, con el objetivo de convertirse posteriormente en contratista.
Vista frontal de la vivienda, donde se observan los acabados y finos detalles.
Tras varios años de entrega y dedicación en el trabajo, junto a su esposa logró cumplir su meta y convertirse en contratista. Su pequeña empresa genera actualmente más de 40 empleos en el sector de la construcción, en su mayoría para hombres que han migrado desde Lepaera hacia EE. UU.
Gracias a su perseverancia y optimismo, pudo reunir el dinero necesario para construir la casa de sus sueños en su tierra natal. Hoy, con humildad, afirma que todos los hondureños pueden alcanzar sus metas de la mano de Dios.