GENERAL(R) ROMEO VASQUEZ: SÍMBOLO DE RESISTENCIA DEMOCRÁTICA PATRIÓTICA

GENERAL(R) ROMEO VASQUEZ: SÍMBOLO DE RESISTENCIA DEMOCRÁTICA PATRIÓTICA

Por: Marcio Sierra

En este mes de septiembre 2025, recordamos héroes patrióticos que lucharon por nuestra independencia de los españoles, pero bien vale colocar en la memoria ciudadana, al General(r) Romeo Vásquez Velásquez, que hoy en día está vivo y coleando en las montañas de Honduras y generando pasiones encontradas, que demuestran la firmeza de su lucha en favor de la institucionalidad democrática y el rechazo al autoritarismo en el país. También es una figura que trasciende los hechos de opresión inmediatos que comete el castromelismo y se convierte en el símbolo actual de resistencia democrática y patriótica.

Romeo Vásquez encarna al militar que, frente a presiones internas y externas, optó por mantener la línea de la Constitución.  Bajo la sombra de la polarización extrema, decidió sele leal a la patria antes que, a caudillos políticos, recordándonos que la soberanía nacional no puede ser secuestrada por intereses particulares, tale como los de la oligarquía familiar socialista Zelaya-Castro.

Mas allá de las controversias, el general retirado se ha convertido en un referente para quienes creen que la defensa de la democracia requiere coraje, disciplina y convicción nacionalista. Su postura no se limita a la crítica; también apela a la construcción de un país donde la autoridad se ejerza con respeto a las leyes y donde las Fuerzas Armadas son garantes de estabilidad y no instrumentos de manipulación política.

Vivimos bajo una dominación política corrupta, populista demagógica que propende a la descomposición institucional y amenaza día a día con desfigurar el espíritu republicano, y ante esta malévola gobernanza, Romeo Vásquez se levanta como el símbolo de que aun existen en Honduras ciudadanos dispuestos a anteponer la patria al poder, la Constitución al capricho, y la dignidad nacional a los intereses foráneos.

Hoy por hoy, el general (r) ya forma parte de la historia política hondureña como emblema de resistencia que nos debe inspirar a los que creemos en la democracia, a defenderla, incluso cuando hacerlo implique enfrentar incomprensiones y riesgos. Quienes defendemos la democracia nos exponemos a enfrentar la estigmatización política: al acusarnos de “golpistas” o “traidores” cuando se cuestionan abusos de poder, aunque se hagan en defensa de la Constitución. Se enfrenta el aislamiento social, porque familiares, amigos o colegas se distancian por no alinearse a un partido dominante. Se realizan campañas de desprestigio y, a través de medios oficialistas o en redes sociales, tildan a los que luchan por la democracia como enemigos del pueblo. Generan la desconfianza y la generalizan, haciendo creer a muchos ciudadanos que los lideres demócratas son corruptos para debilitar los esfuerzos genuinos de defensa democrática.

Igualmente, hay riegos al luchar a favor de la democracia en Honduras: se producen represalias del poder político; amenazas, persecución judicial o despidos en el sector público por expresar opiniones críticas. Instauran el hostigamiento mediático y digital, ataques coordinados y desinformación para silenciar voces disidentes. Violencia física que se reflejan en altos índices de inseguridad, los defensores de derechos y la democracia corren el peligro de agresiones, atentados o intimidación directa. Obligan al exilio forzado, tal como lideres y periodistas que tienen que salir del país para proteger su vida. Crean procesos de criminalización legal al usar leyes ambiguas para levantar acusaciones de delitos como “sedición” o “traición a la patria” con el fin de desarticular sus movimientos.

En fin, en Honduras defender la democracia no es solo un acto político, sino un acto de valentía personal y colectivo.

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