Por: Marcio Enrique Sierra Mejía
Los diputados nacionalistas y liberales que se ausentaron del hemiciclo legislativo para evitar votar en contra de la aprobación del acta que da pie al préstamo con un banco venezolano, claramente controlado por el gobierno comunista que preside Maduro, es un acto político irresponsable y tramposo que debe ser repudiado por los opositores democráticos.
Al haberse aprobado esa acta, los diputados ausentes, le facilitaron al castromelismo corrupto allanar el camino para obtener un préstamo multimillonario, bajo condiciones oscuras, sin un debate riguroso y claramente matizado ideológicamente. De nuevo el poder legislativo, controlado por los socialistas diabólicos del Partido Libre, han comprometido la soberanía financiera de Honduras y demostrado que es un poder retrogrado, opaco, institucionalmente vergonzoso y falto de autonomía cuando se trata de aprobar proyectos geopolíticos ajenos a los intereses del pueblo hondureño.
Nos debe quedar claro que estamos atravesando un momento de fragilidad democrática. Tenemos una institucionalidad desnutrida y muy débil capturada por funcionarios turbios que, manejan los fondos públicos provenientes en su mayor parte de los impuestos que pagamos, para aumentar el poder del ejecutivo (castromelismo).
Bajo dicho contexto, darle rienda suelta a un préstamo de un banco vinculado al régimen oprobioso de Venezuela – sin cumplir criterios internacionales de evaluación financiera- es renunciar a los estándares mínimos de responsabilidad fiscal.
En definitiva, lo aprobado en el Congreso, que no fue una decisión técnica sino una jugada política, pone a la vista de la ciudadanía un acto de complicidad política en el que los diputados ausentes, están involucrados. Con su ausencia, avalaron una operación financiera del gobierno de Nicolás Maduro, que no está sujeta a mecanismos de fiscalización de bancos internacionales como el FMI, el Banco Mundial o el BID.
Tal banco venezolano, es una de las herramientas del chavismo corrupto para incidir políticamente en Honduras. Al aceptar ese préstamo bajo condiciones inciertas, hemos generado un compromiso que trasciende lo económico y crea dependencia diplomática, subordinación política y exposición a sanciones internacionales. Hemos claudicado nuestra soberanía legislativa y subordinado su existencia al guion político que impone el castromelismo desde la Casa Presidencial alineada con la retórica bolivariana.
Caímos en una deuda tóxica que esconde la tasa que otorgó, las garantías y el destino del dinero y quien lo va a supervisar. Es un préstamo que simboliza un giro político que nos lleva por el camino del autoritarismo latinoamericano. Un parpadeo de ojos afirmativo al ALBA, al socialismo del siglo XXI y a los intereses que fomentan la visión contraria a los principios democráticos y de pluralismo político. Este giro puede aislar a Honduras de sus principales socios comerciales y cooperantes internacionales.
En conclusión, los diputados nacionalistas y liberales ausentes cometieron un grave error político, su complicidad contribuyó a debilitar la soberanía financiera de Honduras, a erosionar la confianza en las instituciones y comprometieron al Estado hondureno frente a los intereses del Estado comunista corrupto bolivariano venezolano. Al decidir no asistir para no votar en contra de la aprobación de ese préstamo, se plegaron sin querer queriendo al interés ideológico del castromelismo. Y abandonaron la razón y la ética que defienden los demócratas auténticos. Ojalá el pueblo los castigue negándoles el voto.