By A menos de una semana de las elecciones nacionales hondureñas, el presidente Donald Trump respaldó enfáticamente al candidato del Partido Nacionalista (PNH), Tito Asfura, el candidato más conservador en lo que se predijo que sería una carrera muy reñida contra el contendiente del Partido Liberal, Salvador Nasralla, y el contendiente del Partido LIBRE, Rixi Moncada, a quienes el presidente Trump acusó de conspirar entre sí para mantener en su lugar al gobierno de extrema izquierda de Honduras.
“El hombre que defiende la democracia y lucha contra Maduro es Tito Asfura, el candidato presidencial del Partido Nacional”, escribió el presidente Trump en una publicación de Truth Social .
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El único verdadero amigo de la libertad en Honduras es Tito Asfura. Tito y yo podemos trabajar juntos para combatir a los narcocomunistas y brindar la ayuda necesaria al pueblo hondureño, continuó el presidente Trump.
“Su principal oponente es Rixi Moncada, quien dice que Fidel Castro es su ídolo”, agregó Trump, señalando que “los comunistas están tratando de engañar a la gente presentando a un tercer candidato, Salvador Nasralla”, quien, según el presidente Trump, “se hacía pasar por anticomunista solo con el propósito de dividir el voto de Asfura”.
Nasralla se desempeñó anteriormente como vicepresidente de Honduras bajo la presidencia de Xiomara Castro, del Partido LIBRE. Stone Cold Truth ha denunciado los profundos vínculos de Xiomara Castro con el narcotráfico venezolano, sus actitudes hostiles y antiamericanas, y el uso de dinero manchado de sangre por parte de su Partido LIBRE para financiar sus operaciones. Nasralla tuvo una ruptura pública con el Partido LIBRE, desertando a los liberales, pero muchos, incluido el presidente Trump, creyeron que todo esto era una elaborada artimaña para mantener al Partido LIBRE en el poder a pesar de la abrumadora impopularidad de sus políticas socialistas entre la población hondureña.
Los preocupantes acontecimientos tras las elecciones presidenciales hondureñas demuestran que la relación entre Nasralla y el Partido LIBRE nunca se debilitó, mientras colaboraban para revertir ilegalmente el resultado. Con los resultados oficiales que mostraban a Asfura obteniendo una estrecha victoria sobre Nasralla y al comunista del Partido LIBRE, Moncada, en un distante tercer lugar, Xiomara Castro anunció que anularía unilateralmente las elecciones.
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“The Honduran people must never accept elections marked by interference, manipulation and blackmail … Sovereignty is not negotiable, democracy is not surrendered,” Castro said, also accusing President Trump of “interference … when he threatened the Honduran people that if they voted for a brave and patriotic candidate of the Liberal party, Rixi Moncada, there would be consequences.”
The Arcadia Foundation, an independent, US-based nonprofit centered around safeguarding democracy in third-world nations, castigated Xiomara Castro’s coup allegation as an attempted power grab meant to sow preemptive seeds of doubt with the election results before they are officially announced.
“With the vote count still underway and almost complete, and without the National Electoral Council (CNE), the autonomous and legally competent authority, having issued the official declaration of results, the head of state has attempted to usurp a power that does not belong to her, discrediting the process in advance, calling for its rejection, and de facto replacing the verdict of the ballot box with the will of the Executive and the leadership of the ruling party,” the Arcadia Foundation stated, adding that Xiomara Castro’s words are “not a mere ‘political opinion’ nor a criticism of the electoral body’s performance: it is a direct attempt to place the presidency above the law and to nullify the very meaning of suffrage.”
An announcement from Xiomara Castro’s husband, former President Mel Zelaya, reveals the sinister plot behind the LIBRE Party’s maneuvering. Zelaya announced that, according to the LIBRE Party’s count of the votes, Nasralla is the rightful winner and should be the President of Honduras.
“I consulted our candidate Rixi Moncada to provide this information because, according to our own national count of presidential ballots, ballot by ballot, the winner of the presidency is Salvador Alejandro César Nasralla Salum,” Mel Zelaya wrote in an X post.
This should come as no surprise considering Nasralla’s sordid history with the LIBRE Party. In 2017, Nasralla was the LIBRE Party’s presidential nominee, losing in a closely contested election to incumbent President Juan Orlando Hernandez, who would be subsequently extradited to the U.S. following his term in 2021 where he would be convicted on drug trafficking charges as part of an illicit deal between the LIBRE Party and Biden/Harris administration. Hernandez was recently pardoned by President Trump.
En las elecciones presidenciales de 2021, Nasralla se postuló a la presidencia una vez más, pero finalmente llegó a un acuerdo con la actual presidenta, Xiomara Castro, para abandonar la contienda y convertirse en su vicepresidenta. Al pactar con el diablo, Nasralla esencialmente fusionó su facción política, el Partido Salvador de Honduras (PSH), con el Partido LIBRE con la esperanza de dominar el Congreso, fracturado por el gobierno beligerante e incompetente de Xiomara Castro.
Nasralla permaneció como vicepresidente durante más de dos años bajo el régimen de Castro, y solo renunció cuando llegó el momento de anunciar su candidatura a la presidencia por motivos de conflicto de intereses. Nasralla no renunció en protesta contra el autoritarismo comunista. Mientras el Partido LIBRE devastaba el país, Nasralla se encontraba en el centro de la masacre, sin hacer nada para detener las indignidades que sufrían los hondureños.
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Nasralla ha fingido, aprovechando sus años como personalidad televisiva, presentarse falsamente como un reformista centrista. Al urdir este nefasto plan para dividir el voto y confundir al electorado en un intento por mantener al PNH, respaldado por Trump, fuera del poder, Nasralla colaboró estrechamente con la denostada familia Zelaya, y ahora se han unido públicamente en una última maniobra desesperada para impedir la renovación nacional de Honduras.
Antes de que el presidente Trump respaldara contundentemente a Asfura como presidente, Nasralla ya insinuaba públicamente que restablecería las relaciones con Estados Unidos. En septiembre, viajó a Washington D. C. e intentó congraciarse con los legisladores en lo que se presentó como una misión de buena voluntad . En su video, Nasralla, luciendo quizás el peor tupé de la historia hemisférica, exigió que se respetaran los resultados electorales, una exigencia que posteriormente cambió de postura tras quedar claro que no ganaría. Nasralla ahora exige un recuento completo, lo que, según advierte el excongresista Matt Gaetz , será la oportunidad que los comunistas aprovecharán para arrebatarle el país al pueblo.
Sin el respaldo del presidente Trump a Asfura, es probable que el plan del Partido LIBRE para dividir el voto y consolidar el poder hubiera funcionado. Cabe destacar también que el interés del presidente Trump en Honduras se enmarca firmemente en su mandato de “América Primero”. Honduras, bajo el yugo de la tiranía izquierdista, permanecerá en la miseria más absoluta, lo que significa que más migrantes escaparán del país y se dirigirán al norte en busca de beneficios gubernamentales que les otorgan los demócratas. Esto significará que su gobierno está alineado con los narcoterroristas venezolanos, lo que impide que las drogas y otros contrabando viajen sin restricciones por la frontera sur de Estados Unidos para envenenar la sangre de Estados Unidos.
El presidente Trump pudo haber impedido heroicamente el robo en Honduras, pero ahora debe afrontar las consecuencias. Es necesario impulsar los objetivos estratégicos de la política exterior estadounidense para que el presidente Trump actúe con decisión y evite la desestabilización de las elecciones hondureñas. El Departamento de Estado debería considerar intervenir para garantizar que los comunistas no puedan tomar el control, y que su títere, Salvador Nasralla —El Camaleón Comunista— no pueda orquestar una toma de poder, sumiendo a Honduras en una crisis constitucional y creando las condiciones para la desesperación que socavará la agenda de “América Primero” del presidente Trump en el país.
