Honduras cerrará el año 2025 con un panorama preocupante para su población joven, ya que más de 1.2 millones de hondureños entre 15 y 30 años permanecen fuera del mercado laboral, pese a que este sector representa más de una cuarta parte de la población nacional. Esta situación compromete seriamente el futuro económico y social del país, al limitar la incorporación de jóvenes a empleos formales y productivos.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), basados en la Encuesta Permanente de Hogares, la exclusión laboral juvenil obedece a múltiples factores, entre ellos la continuidad de estudios, las responsabilidades domésticas no remuneradas, la falta de oportunidades de empleo y la desmotivación ante un mercado laboral restringido. La población joven asciende a 2.6 millones de personas, de las cuales el 53.1 % son mujeres y el 46.9 % hombres, concentrándose mayoritariamente en zonas urbanas como Tegucigalpa y San Pedro Sula.
En el ámbito educativo, el informe revela que el 31.7 % de los jóvenes alcanzó el nivel medio y solo el 12.6 % logró estudios superiores, mientras que un 3.7 % no cuenta con ningún grado escolar. Del total de jóvenes, apenas el 54.2 % forma parte de la fuerza laboral, y aunque 1.3 millones se encuentran ocupados, la mayoría lo hace en condiciones de vulnerabilidad, principalmente en el sector privado y en rubros como comercio, agricultura e industria manufacturera.
La desigualdad salarial sigue siendo marcada, ya que los jóvenes en áreas urbanas perciben en promedio L10,625 mensuales, frente a L6,806 en zonas rurales. A esto se suma la persistente brecha de género y una tasa de desempleo juvenil que afecta principalmente a mujeres y a personas entre 21 y 25 años. Expertos advierten que, de no fortalecerse la educación técnica, la vinculación con el mercado laboral y el apoyo al emprendimiento, Honduras corre el riesgo de desaprovechar el potencial de toda una generación.
