Debe entenderse que la oligarquía Zelaya-Castro organiza el clan político castromelista para ejecutar la estrategia de dominación política que favorece el caudillismo y los intereses económicos familiares de sus integrantes. El castromelismo como clan político lo integran lideres fundadores y leales al Partido Libre, entre ellos participan, miembros del partido comunista que, han seguido tradicionalmente, posturas ortodoxas estalinistas, maoístas y trotskistas y, que también denotan, un acentuado rencor u odio político, debido a las represiones que sufrieran en tiempos de las oligarquías liberal y nacionalista, asimismo, participan miembros del gabinete de gobierno y del Congreso Nacional de reciente cuna socialista inclinados hacia el socialismo del siglo XXI, formando la base intelectual orgánica castromelista que, hace más fuerte el sistema de dominación oligárquico familiar Zelaya-Castro.
Juntos la oligarquía Zelaya-Castro y el clan político castromelista ejercen el poder con insidiosa actitud opresiva y represiva. Y utilizan la narrativa refundacional como arma defensiva que les resguarda de los contraataques que reciben de los opositores democráticos. Intensifican las campañas mediáticas y las acciones de campo haciendo promesas de cambio sobre la instauración de procesos orientados a eliminar modos de obrar o proceder injustos para el desarrollo del país. Pero, lo que hacen efectivamente es desensamblar el equilibrio institucional democrático, manipulando el poder judicial y criminalizando la crítica opositora. Al usar los argumentos refundacionales pretenden defender las embestidas políticas que realizan para controlar las instituciones autónomas como el Ministerio Público, la Corte Suprema, el Congreso Nacional y las Fuerzas Armadas, en los que cooptan actores a favor del partido o filtran miembros de la oligarquía familiar. De este modo van debilitando la democracia y ejecutando acciones de persecución en contra de opositores que denuncian estos movimientos o manejos que hace la oligarquía familiar y el clan político castromelista. Al respecto, se pueden dar dos ejemplos emblemáticos sobre las persecuciones que realizan: el caso de la periodista Cesia Mejía en 2023, cuando fue objeto de una campaña de desprestigio en redes sociales oficiales y partidarias, al denunciar prácticas de nepotismo y corrupción en el gobierno y el caso del General retirado Romeo Vásquez Velásquez en 2024, al que le acusan sin pruebas de un asesinato que no cometió, porque es un patriota opositor que les critica fuertemente, sin temor alguno, los actos de corrupción que cometen.
La oligarquía familiar y el clan castromelista han caído en el hostigamiento judicial y la institucionalización de la venganza política. Van más allá de la violencia física al aprovechar la justicia para castigar renegados, antagonistas o meros críticos. Como ejemplo hay dos casos destacados: el de Marlene Alvarenga, diputada opositora, acusada de “traición a la patria” sin sustento jurídico, por los pactos ilegales dentro del Congreso, acusación promovida por el Partido Libre y, en 2024, la detención del abogado Juan Carlos Barrientos exfiscal, detenido por presunto “abuso de autoridad” luego de emitir opiniones en medios que vinculaban a miembros del clan político castromelista, con casos de corrupción energética. Estos casos demuestran la existencia de una pauta opresiva y represiva al utilizar el sistema penal con propósitos de castigo político, no como instrumento de justicia.
El Comité por la Libre Expresión, el cual se dedica a promover y defender la libertad de expresión y el derecho a la información en Honduras, tiene documentados más de 40 casos de intimidación a periodistas desde el inicio del gobierno refundacional socialista, incluyendo amenazas, despidos, campañas digitales de difamación y presiones para que abandones líneas editoriales independientes. Asimismo, criminalizan la protesta y las manifestaciones ciudadanas, de los sectores estudiantiles, sindicales y comunales, las que son objeto de represión estatal, en cambio, se hacen de la “vista gorda” o cómplices cuando se trata de grupos violentos apadrinados por el clan castromelista.
Concluyendo, tenemos un régimen oligárquico familiar que en conjunto con el clan político castromelista, están ejecutando acciones opresivas y represivas, maquilladas con una narrativa popular, para esconder la obcecación que tienen, la manipulación y control que ejercen y el rechazo social que practican al realizar acciones gubernativas.