Por: Blanca Moreno
Sabiéndose vencidos, la candidata y el coordinador de Libertad y Refundación convocaron a sus colectivos a nivel nacional para condenar un fraude que solo existe en sus mentes retorcidas.
La excusa fue el aniversario
del “golpe” de 2009.
Las Fuerzas Armadas y la policía cerraron 28 calles para que rime con el 28 de junio.
Los capitalinos sufren estoicamente estas “burradas” de las que las autoridades sacan “pingües ganancias”.
La mitad, por supuesto, ya saben para quien es.
Pero este año electoral en el que han entregado bonos a granel, se han presentado tres acontecimientos que hacen tambalear al “constructor de caos”.
1
La mención de Mel como beneficiado del Cártel de los Soles por el venezolano Hugo, “el pollo” Carbajal es grave.
Por la misma vía se espera el “destape” de su amigo Oquelí Midence Martínez Turcios.
Militar retirado y miembro del partido Liberal, al que Mel juramentó como viceministro de Seguridad, pero no pudo tomar posesión en 2006.
2.
El descarado desvío de fondos para campañas electorales.
Una corrupción galopante en SEDESOL, descubierta por pugnas internas.
El ministro José Carlos Cardona es una réplica al carbón del exjuez Vallecillo.
Un preso que en algún momento puede quedar “tieso”.
Aquel tocó someramente la podredumbre del poder judicial y, el esposo de Clara, se hace a un lado.
De todos modos, la justicia está de vacaciones.
3
La sombra de la masacre de Los Horcones persigue a la familia olanchana.
El señor Zelaya Ordóñez fue el principal protagonista, pero Mel no pedirá perdón.
Fueron los militares, acusa.
Lo cierto es que en 1975 les falló la “coartada”.
Esos “subversivos” se unieron a la *guerrilla”, repetían.
Los cómplices sabían que estaban en un pozo malacate, propiedad del poderoso maderero José Manuel “Mel” Zelaya, quien
fue sentenciado a veinte años de prisión.
No llegó ni a cumplir los primeros cinco. En ese “ínterin” Carlón fue condenado por homicidio, perdió a su segundo hijo Héctor en circunstancias confusas.
El primogénito quiere sonreír pero una mueca macabra se dibuja bajo su bigote pintado en azabache negro.
Nunca ha dicho donde estuvo el 25 de junio de 1975.
Solo habla del 28.
El asquerosamente nuevo rico de Honduras se “tambalea”.
No se da por vencido, aún vencido…quiere imponer una empresa “panda” para controlar como lo hizo el 9M.
Siembra odio y violencia.
Cosecha incertidumbre y caos.
“Gringos go home”, les dice, pero habla en “espanglish” con Trump para ofrecer el territorio como patio trasero.
Su esposa está en Madrid, España.
¡Olé!
La doña jura por su comadre que no sabe qué sucede aquí, menos lo de allá.
¡Fuera el familión!
La sociedad hondureña debe frenar la “estocada” que esta pareja pretende dar a la democracia:
Honduras es un barco a la deriva… nos hundimos en miseria, desempleo y supersticiones…
¡Dios mío líbranos de Mel!
Amén.