Por: Marcio Enrique Sierra Mejía
La gobernanza del gobierno izquierdista radical en Honduras ha generado intencionalmente un caos institucional para hacer que la sociedad civil, se alinee al sistema político que buscan instaurar. Por esta razón, la presidente es asociada con decisiones incoherentes o contradictorias, que la hacen verse, como una funcionaria del más alto nivel político manipulada de los pies a la cabeza.
Desde que asumió el cargo como Jefe de Estado, Jefe de Gobierno o principal autoridad ejecutiva del país, la administración pública que preside es la responsable de cualquier destello de insensatez, imprudencia e incompetencia que se cometan al incumplirse las normas constitucionales y leyes del Estado de derecho que aún tenemos vigente. En otras palabras, a ella se le atribuye la inestabilidad política, económica, social y cultural que ocurre en nuestro país.
Hoy en día, la gobernabilidad en Honduras, es controlada por individuos con moralidad y transparencia cuestionable. La mayoría de las decisiones que toman son ejecutadas siguiendo una planificación política en función de objetivos partidaristas alineados con directrices que emanan de mandatos externos, probablemente concebidos por cubanos y venezolanos pagados por el Foro de Sao Paulo. De tal suerte, que el abuso de poder y el uso indebido de recursos públicos, son los atributos que les distinguen, así como, la práctica de la corrupción solapada generalizada. Según las investigaciones que han realizado algunos periodísticas de investigación, al frente del gobierno, tenemos figuras políticas del Partido Libre (Libertad y Refundación) con antecedentes de corrupción, tanto del pasado como en la actual gobernanza izquierdista que enfrentamos. Por ejemplo, mencionan al coordinador general del Partido Libre y Expresidente de Honduras, quien ha logrado evadir la justicia y la judicialización por los actos de corrupción que le atribuyen cometió ( en su mandato (2006-2009), especialmente por el mal uso de fondos de la “cuenta del milenio” y del ALBA; así como ese líder político, también mencionan el caso de una funcionaria que es denunciada por dilapidar más de 600 millones de lempira para uso político en su campaña electoral y, que además, ha ocupado y ocupa sendos cargo en la administración pública vigente como ministra de finanza y hasta el día de hoy, como ministra de defensa; igualmente, mencionan a diputados de LIBRE que son vinculados a hechos fraudulentos bajo la mesa y que tampoco son investigados judicialmente, no obstante, existir denuncias en contra de ellos, por realizar negociaciones políticas turbias, que causan el desprestigio de la gobernanza socialista que impera hoy en día. El oficialismo gobernante, se ha convertido en una colectividad de funcionarios corruptos, que gozan del favor del ejecutivo al no ser inhabilitados por el Tribunal Superior de cuentas, debido a presuntas irregularidades administrativas en distintos aparatos del Estado, mismos que forman parte de la cúpula política que dirige el partido Libre. Igualmente, hay funcionarios de alto nivel político cercanos a la presidente que, habiendo tenido órdenes de captura, por el desvió de más de 40 millones de lempiras del Banco Central (“carretillazo”), actualmente funge como principal asesor del gobierno. También recientemente, han informado que en el Instituto Nacional Agrario (INA), se están produciendo compra y ventas de tierra ilegalmente realizadas.
Concluyendo, tenemos una gobernanza refundacional tenebrosa de caos, que ejecuta políticas en función de intereses partidaristas particulares, cuyos fines políticos, no responden a lineamientos en función de una visión de desarrollo nacional democrático, sino más bien, a un plan externo izquierdista con desviaciones políticas fascistas, ideado por políticos expertos anidados en el Foro de Sao Paulo, que generan corrupción generalizada, debilitamiento institucional (justicia, salud, educación, etc.), conflictos internos entre poderes del Estado, falta de transparencia y rendición de cuentas, desinformación y propaganda para ocultar la realidad o distraer de los problemas reales, violación de derechos humanos y la represión.