Por: Marcio Enrique Sierra Mejía
El castromelismo de izquierda radical perverso manipulador del poder de Estado en Honduras y apoyado por la cúpula de ideólogos del Partido Libre, asumen que la venganza y la justicia son conceptos similares. Lo cual, es totalmente incorrecto. Desestiman que la justicia tiene como fin restablecer el orden, reparar el daño y actuar con imparcialidad, basándose en normas legales y éticas. En cambio, valoran con ahínco la aplicación de acciones vengativas solo por el deseo personal de causar daño en represalia, sin considerar la equidad ni el bien común. Mientras la justicia pretende prevenir futuros agravios y proteger los derechos de todos, con la venganza buscan perpetuar una época de violencia.
El coordinador del castromelismo y la cúpula de ideólogos del Partido Libre, asesorados por políticos cubanos y venezolanos, están usando la venganza en el actual proceso político, para implantar el socialismo radical, generando graves y constantes consecuencias en la sociedad en general. Al convertir la política en instrumento de venganza (casos como el del General Romeo Vásquez Velásquez y varios periodistas), profundizan la división social, porque utilizan el poder para perseguir a adversarios, causando resentimiento y radicalización en la oposición democrática. Lo que genera un clima de permanente confrontación, que hace difícil la construcción de consensos y la resolución pacífica de conflictos.
Han caído en la judicialización de la política al ejecutar el uso selectivo del sistema judicial para perseguir o inhabilitar a rivales (guerra legal). Han socavado la independencia del poder judicial y debilitado el Estado de derecho, en vista que la justicia, la han convertido en un arma política en vez de un pilar imparcial. Usan las instituciones del Estado para ajustar cuentas con opositores y quieren implantar reformas constitucionales punitivas o cambios arbitrarios en puestos claves del Estado para debilitar la credibilidad institucional.
Con lo cual despellejan la confianza ciudadana en el sistema político y dan apertura al abuso de poder. El castromelismo al centrarse en la revancha, causa que las agendas de desarrollo y las políticas públicas queden relegadas a un plano secundario. Cayendo en una perdida de tiempo costoso en disputas personales o partidarias que afectan la capacidad del gobierno refundacional para resolver problemas sociales y económicos. Estamos viviendo una época política en que la venganza política tiende a generar una espiral de represalias por parte del gobierno al perseguir a sus rivales que les va a hacer perder el poder y enfrentar, Dios no lo permita, la misma persecución de parte del nuevo gobierno. Mal hacen los socialistas radicales refundacionales al caer en una cultura política vengativa y autoritaria y enfocarse más que gobernar, en castigar al adversario. La deslegitimación democrática al enfatizar en la venganza para lograr la manipulación de las elecciones generales, la censura de opositores y la persecución mediática debilitan la democracia y convierten la competencia política en una lucha de supervivencia, en lugar de un debate de ideas.
El castromelismo debe recapacitar y darse cuenta que la venganza política no solo afecta a los individuos directamente involucrados, sino que también daña las instituciones, profundiza la polarización y frena el desarrollo democrático, generándose un círculo vicioso en el que la política deja de ser un medio para resolver problemas y se convierte en un terreno de ajuste de cuentas personales o partidistas.