Romeo Vásquez Velásquez llama “cobarde y llorón” a Mel Zelaya y revela que se orinó en la pijama del miedo el 28 de junio

Romeo Vásquez Velásquez llama “cobarde y llorón” a Mel Zelaya y revela que se orinó en la pijama del miedo el 28 de junio

EL COMANDANTE YA TIENE QUIEN LE ESCRIBA

 

Estimado señor ex presidente, perdón por no llamarle comandante como a usted le gusta, pero a los militares no se nos permite hacerle pleitesía a aquellos que nunca han servido a la patria en las Fuerzas Armadas, aunque se adjudiquen títulos que nunca se han ganado en el campo de entrenamiento o en una batalla.

Le escribo esta misiva para decirle que no se apene, que usted no fue y no será el único.

Que ya he visto a muchos hombres que se creyeron valientes orinarse del miedo.

 

Es verdad que yo cumplía una misión.

Pero como un oficial castrense créame que no me gusta ver la angustia en los ojos de otros hombres.

El miedo los hace perder la dignidad, el orgullo y hasta el carácter.

 

Como le dije esa vez, mi misión era una, pero yo tomé la decisión, aún con las consecuencias que esto podría traerme, no de perdonarle la vida, porque no soy Dios para tener esas potestades, pero si, de no arrebatarsela porque no soy un asesino cómo hoy usted anda pregonando a los 4 vientos. _Usted es la viva prueba de que no lo soy, si lo fuera hoy usted estaría muerto y no buscando mi cabeza._

 

Se le olvidó lo que un día me juró, que estaría agradecido por lo que hice por usted hasta el día de su muerte, hoy en cambio usted busca que sea el día de la mía.

_Porque no nos engañemos, usted no busca justicia, busca venganza._

Aunque se equivocó de hombre.

Yo no soy su verdugo, soy su libertador.

Y entiendo que verme libre le recuerda su miserable momento en el que dejó de ser hombre y ante mi se convirtió en un acobardado llorón que me pedía no le hiciera daño, ya que no me creía por más que le repetía que si hacía lo que yo le ordenaba su vida no correría peligro.

 

Quizá mi único error fue hacer pública la anécdota de que el miedo le ocasionó orinarse en la pijama. Me disculpo por ello.

 

Se despide de usted, el hombre que le salvó la vida cuando otros ya lo habían sentenciado a muerte.

No lo olvide!

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