Cada número en los registros de Interpol representa a una persona cuya ausencia ha dejado un vacío imposible de llenar. Desde niños de apenas tres años hasta adultos de más de 50, la lista de desaparecidos hondureños crece sin freno.

Pero más allá de los fríos datos, están los rostros, los nombres y las familias que siguen esperando respuestas.

El listado de Interpol deja en evidencia una realidad alarmante: la desaparición de hondureños es un problema persistente. En 2025, solo en enero, se registran tres casos.

En 2024, la cifra total llegó a 58, mientras que en 2023 fueron 61 hondureños los reportados como desaparecidos. Hasta septiembre de 2022, 36 personas figuraban en alerta amarilla.

Si bien las cifras varían año con año, la constante es la misma: decenas de familias quedan sin respuestas sobre el paradero de sus seres queridos.

La mayoría de estas desapariciones ocurrieron en Tegucigalpa y en la zona norte del país, donde se concentran los mayores índices de violencia e impunidad.

El papel de la trata de personas en las desapariciones

Desde la Unidad de Trata en Honduras, fiscales advierten que algunas desapariciones podrían estar ligadas a redes de explotación.

Sin embargo, estos casos no son clasificados dentro de la alerta amarilla de Interpol, sino que se manejan bajo una alerta azul.

“Se clasifican en una alerta azul, porque son delitos que están configurados como de lesa humanidad. Por ello tienen una alerta diferente”, explicó a tunota.com un fiscal de la Unidad de Trata.

Esto sugiere que algunas desapariciones tienen vínculos con crímenes organizados a gran escala, lo que agrava la posibilidad de encontrar a las víctimas.

¿Quiénes desaparecen y dónde?

El perfil de los desaparecidos sigue un patrón inquietante: la mayoría son menores de edad y mujeres.

En 2024, por ejemplo, de los 58 casos reportados, 79% correspondían a menores, muchos de ellos niños pequeños.

La falta de recursos, el retraso en la activación de alertas y la descoordinación entre las autoridades son factores que juegan en contra de una búsqueda efectiva. Mientras más tiempo pasa, más difícil se vuelve localizar a una persona desaparecida.

LISTA DE DESAPARECIDOS 2023

Nombres que se pierden en la incertidumbre

El 23 de enero de 2025, Patricia Nohemí Álvarez Sierra, de 15 años, salió de su casa en Tegucigalpa, dijo que volvería pronto. No lo hizo.

Su madre aún espera el sonido de los pasos de Patricia. “La busco en la cara de cada muchacha que pasa por la calle, en cada ventana del bus, en cada sombra”, dice.

Patricia es uno de los tres nombres que en enero de 2025 aparecen en la alerta amarilla de Interpol.

También están Yoselin Aguilar Aguilera, de 22 años, desaparecida el 21 de enero en Tegucigalpa, y Daniela Yisbely Soto Espinal, de 17 años, vista por última vez el 6 de enero.

LISTA DE DESPARECIDOS 2024

El clamor de las familias

Para las familias, cada día sin respuestas es una condena. “Es como si desaparecieran dos veces: primero físicamente y luego en el olvido de las autoridades”, dice un activista que apoya a familias en la búsqueda de desaparecidos.

Muchos denuncian que las investigaciones avanzan con lentitud y que, en algunos casos, las desapariciones quedan sin esclarecimiento.

Sin una política integral de búsqueda y un sistema eficiente de respuesta, el problema continuará en aumento.

Cada nombre en la lista de Interpol representa una historia interrumpida. Son 158 hondureños que han sido reportados como desaparecidos en los últimos años y la incertidumbre sigue atormentando a sus familias.

La falta de acción efectiva y de recursos para la investigación mantiene a Honduras como un país donde las desapariciones ocurren sin consecuencias claras.

Más allá de los datos, cada persona desaparecida es un llamado a la acción. No se trata solo de números en una lista, sino de vidas que merecen ser encontradas.