NO PODEMOS ESPERAR PARA COMBATIR LA CORRUPCIÓN EN HONDURAS

NO PODEMOS ESPERAR PARA COMBATIR LA CORRUPCIÓN EN HONDURAS

Por: Humberto Macias

En Honduras, la gente está cansada de la corrupción. Está cansada de que los políticos roben dinero y luego finjan que todo está bien. El escándalo más reciente en SEDESOL, una oficina del gobierno que se supone debe ayudar a las familias más pobres, muestra que la corrupción sigue siendo un gran problema. Si se confirma, significaría que personas con poder tomaron dinero destinado a quienes más lo necesitan.Muchas personas insinuan que deberiamos esperar a que llegue la CICIH, una misión internacional contra la corrupción, para que nos ayude. Pero no podemos esperar. Cada día que pasa, se pierde más dinero público. Debemos intensificar la lucha contra la corrupción desde ahora, utilizando todas las herramientas que tenemos.La presidenta Xiomara Castro solicitó a la Secretaría de Transparencia que investigue lo ocurrido en SEDESOL. Ese es un buen primer paso. Pero Honduras necesita más. Debemos crear una agencia fuerte e independiente que pueda investigar la corrupción dentro del gobierno y enviar esos casos al Ministerio Público. Esta agencia no debe esperar ayuda del extranjero; debe actuar de inmediato.Podemos aprender de países como Singapur. En la década de 1950, Singapur enfrentaba serios problemas de corrupción. Pero en 1952, cuando aún era una colonia británica, los británicos crearon la Oficina de Investigación de Prácticas Corruptas (CPIB, por sus siglas en inglés) para combatir la corrupción. Tras obtener autonomía interna en 1959, Singapur continuó fortaleciendo la CPIB para que fuera más efectiva. La oficina tenía una misión clara: perseguir la corrupción dondequiera que existiera—sin excepciones. Nadie estaba por encima de la ley. Gracias a este enfoque, hoy Singapur es uno de los países con menor nivel de corrupción en el mundo.Singapur no solo aprobó leyes firmes. También se aseguró de que esas leyes se cumplieran. La CPIB podía investigar tanto a funcionarios públicos como a empresas privadas. Además, los tribunales castigaban a los corruptos con penas de cárcel y sanciones económicas. Si alguien aceptaba un soborno, debía devolver cada centavo robado.Podemos hacer algo similar en Honduras. Deberíamos crear una estrategia nacional contra la corrupción que incluya:• Fortalecer agencias como el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) para que puedan accionar como querellante adhesivo;• Mejorar nuestras leyes para que las sanciones sean claras y justas;• Crear un equipo que trabaje en todo el gobierno para reducir la burocracia y prevenir sobornos;• Y buscar apoyo y capacitación en países como Singapur.Singapur también invirtió en tecnología para combatir la corrupción. Hoy en día, muchos servicios en Singapur—como obtener una licencia o presentar una denuncia—se pueden hacer en línea. Esto reduce la posibilidad de que alguien pida un soborno para avanzar un trámite. Honduras podría colaborar con Singapur para implementar algunas de estas prácticas y sistemas.La lucha contra la corrupción en Honduras no será fácil. Pero no podemos esperar. Cada lempira que va a un bolsillo corrupto es una lempira que no llega a las escuelas, clínicas o carreteras. Cada vez que alguien se sale con la suya al robar, la confianza en nuestro país se rompe un poco más.Actuemos ahora. Construyamos las herramientas que necesitamos—agencias fuertes, leyes justas, tribunales honestos y apoyo de aliados. El pueblo hondureño merece un gobierno que trabaje para él, no uno que le robe.

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