Las tarifas, el error de Trump

Las tarifas, el error de Trump

Por: Hernán Argüello Zelaya

El anuncio de nuevas tarifas comerciales por parte del Presidente Donald Trump sobre México, Canadá y China ha encendido las alarmas en los mercados financieros y en la comunidad internacional. 

Aunque su intención es proteger la industria estadounidense y reducir el déficit comercial, la historia ha demostrado que las tarifas suelen generar más daños que beneficios.

Desde la Gran Depresión hasta la guerra comercial de 2018-2019, las barreras comerciales han traído consigo menor crecimiento económico, aumento de precios para los consumidores y represalias comerciales, afectando tanto a empresas como a trabajadores.

Las tarifas comerciales no son una estrategia nueva. A lo largo de la historia, EE.UU. ha utilizado aranceles para intentar fortalecer su economía, pero los resultados han sido mayormente negativos.

En 1930, la ley de aranceles Smoot-Hawley fue implementada durante la Gran Depresión, EEUU impuso tarifas a más de 20,000 productos importados, lo que llevó a represalias de otros países. El comercio global se desplomó y la recesión se profundizó.

En su primer mandato, Trump impuso aranceles a bienes chinos, mexicanos y canadienses con el argumento de proteger empleos en EE.UU. Sin embargo, un estudio de la Reserva Federal concluyó que las tarifas redujeron el PIB de EE.UU. en un 0.3% y aumentaron los costos de producción en múltiples industrias.

A pesar de estos antecedentes, Trump insiste en repetir una estrategia que ha demostrado ser  más perjudicial que beneficiosa.

Definitivamente los aranceles afectan directamente a la economía estadounidense de varias maneras una de ellas es el aumento de precios a los consumidores pues encarecen los productos importados.

En 2018, cuando Trump impuso tarifas sobre productos chinos, los consumidores estadounidenses pagaron aproximadamente $900 más por hogar debido al aumento de costos.

Si bien las tarifas buscan proteger a la industria local, terminan encareciendo los insumos para las empresas estadounidenses. En el sector automotriz las tarifas al acero y aluminio en 2018 aumentaron los costos de producción para Ford y General Motors, lo que llevó a recortes de empleos y alzas en los precios de los vehículos.

Igualmente China respondió a las tarifas de Trump con aranceles a la soja y el maíz estadounidense, afectando a los agricultores y obligando al gobierno a otorgar subsidios de miles de millones de dólares.

Las tarifas nunca son unidireccionales. México, Canadá y China responderán con medidas similares, afectando la competitividad de las exportaciones estadounidenses.

Canadá y México son los principales socios comerciales de EE.UU., y juntos representan más de 30% del comercio total estadounidense.

En 2018, los aranceles de China llevaron a un desplome de 16% en las exportaciones estadounidenses de productos agrícolas.

Si estas economías imponen represalias nuevamente, las empresas estadounidenses perderán aún más acceso a mercados clave.

Lo cierto es que México y Canadá son parte del NAFTA (Tratado entre México, EE.UU. y Canadá), diseñado para fortalecer la integración económica entre los tres países. Imponer tarifas contradice el espíritu del acuerdo y puede generar inestabilidad en sectores clave.

EE.UU. importa grandes cantidades de petróleo de Canadá y gas natural de México. Tarifas en estos sectores aumentarían los costos energéticos para las empresas y consumidores.

 China es el segundo mayor socio comercial de EE.UU., con un intercambio bilateral de $575,000 millones anuales. Aunque existe una competencia económica, la imposición de aranceles solo profundizaría las tensiones y afectaría a empresas estadounidenses que dependen de insumos chinos.

 En fin, podemos concluir que la imposición de aranceles a México, Canadá y China es un error que dañará a la economía estadounidense más de lo que la beneficiará. La historia demuestra que estas políticas generan mayores costos para los consumidores, pérdida de empleos, represalias comerciales y menor crecimiento económico.

 En un mundo globalizado, EE.UU. necesita fortalecer sus relaciones comerciales en lugar de debilitarlas con medidas proteccionistas. La repetición de errores pasados solo conducirá a más incertidumbre y a un daño innecesario a la economía estadounidense.

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