La ganadería ilegal se expande por las reservas naturales de Nicaragua, Honduras y Guatemala, dejando como resultado la deforestación de miles de hectáreas e incontables actos de violencia hacia pueblos indígenas.
Esta producción pecuaria tiene principalmente dos propósitos: satisfacer la creciente demanda internacional de carne de res y a la vez facilitar una serie de intereses criminales –como el tráfico de cocaína y el lavado de dinero.
InSight Crime le sigue la pista a este ganado, el cual, en parte, es contrabandeado hacia México, generando un millonario mercado ilícito que las redes criminales de la región aprovechan como oportunidad de lucro.
Este mercado ilícito también tiene efectos devastadores en la salud pública y sanidad agroalimentaria. Durante 2024, ha contribuido al esparcimiento de enfermedades y plagas por la región, tales como el gusano barrenador.