Por: Marcio Enrique Sierra Mejía
Los últimos tres años del 2022 al 2024 constituyen una era de despotismo, de retroceso democrático y de hacer vil la gobernanza. Los refundacionales del Partido Libre, en vez de fortalecer la democracia, se han dedicado a debilitarla. La sociedad hondureña, vive bajo la dominación de un régimen despótico que abusa de su autoridad o poder en el trato con los demás y cada día que pasa, se vuelven más audaces al pretender asumir un papel destacado en el escenario internacional izquierdista.
Sin importarles, caer descaradamente en procesos públicos nada transparentes que ponen en duda, la moral y la ética para gobernar; simultáneamente, intimidan a la ciudadanía democrática solo porque activan en la lucha política en defensa de la libertad, de la igualdad, de la participación ciudadana, de la justicia social y del respeto a los derechos individuales, etc.
Es decir, están ejecutando acciones que contradicen lo muy poco que hacen para favorecer a la sociedad y, que realizan, con un interés político proselitista evidente. Esta situación se percibe claramente, al observar que mientras en una zona del país entregan títulos de dominio pleno, en otras, los masivos y frecuentes paros gremiales son frecuentes, las tomas de carreteras se ven a diario, las intensas criticas planteadas por connotados analistas y organizaciones de la sociedad civil, apuntan constantemente hacía un equivocado funcionamiento de la gobernanza. Y, afortunadamente para los hondureños, el proceso de resistencia democrática va tomando fuerza y se ven señales positivas, que pronostican el revés electoral del Partido Libre en noviembre 2025.
A pesar de los audaces intentos de la gobernanza refundacional por institucionalizar el despotismo, la ciudadanía en general, se manifiesta opuesta y dispuesta a enfrentar sin miedo a las fuerzas represoras del gobierno. Así como aumenta el despotismo, también cobran fuerza los cuestionamientos a las equivocadas acciones que diariamente ejecuta la gobernanza refundacional marxista. El despotismo refundacional, es repelido por la mayoría ciudadana hondureña y, se ha despertado, el sentimiento de oposición en contra de las actitudes despóticas.
A los gobernantes refundacionales, los ven como funcionarios mentirosos con intenciones políticas engañosas que provocan la inestabilidad social que, a la larga, les conduce a tener un gobierno fallido. La ideología socialista va perdiendo popularidad y, por el contrario, los opositores democráticos van consolidando una resistencia política eficaz, al ir estableciendo creativamente elementos de oposición más firmes ante el autoritarismo refundacional socialista perverso. La ruta nicaragüense o la venezolana no son modelos que al hondureño le regocijaría tener.
La resistencia democrática hondureña, necesita que surja una amplia coalición capaz de conformar una plataforma de lucha unificada para derrocar al candidato o candidata marxista en los venideros comicios electorales. Hay que realizar un enfoque convergente para movilizar a la ciudadanía y establecer una postura electoral capaz de demostrar políticamente, un compromiso que marque la diferencia con la postura del Partido Libre. Necesitamos impulsar una oposición que sea atractiva para los votantes jóvenes que aun creen y defienden ideales liberales y rechazan vivir en un sistema de dominación totalitarista.
El rechazo a la tiranía es el eje que marca el posicionamiento electoral ciudadano en Honduras. Se debe evitar que se imponga una “dictadura con ropaje republicano”. Tal como pintan el escenario los refundacionales nos enrumban hacia una sociedad socialista totalitaria.