El Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras (Cofadeh) indicó este domingo que la Justicia de El Salvador y la Iglesia católica siguen en deuda con monseñor Óscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 en San Salvador.
En su editorial del programa radial ‘Voces contra el olvido’, el Cofadeh señaló que «el ahora santo salvadoreño se pronunciaba permanentemente contra la violencia y las violaciones a los derechos humanos durante los años previos a la cruenta guerra civil (en El Salvador), por lo que se alzó decidido como un cura ‘outsider’ de la jerarquía cobarde y cómplice de su propia Iglesia que escondió su cabeza como avestruz».
«Por eso decimos que la deuda con san Romero de América no solo es de la Justicia salvadoreña, es también de la Iglesia católica que fue la primera en callarlo», añade el editorial del organismo humanitario hondureño fundado en 1982.
Señaló además que en Honduras la conmemoración de la muerte de Romero «este 24 de marzo incluye la recordación de más de 200 personas desaparecidas y asesinadas, entre ellas precisamente las religiosas y laicas (salvadoreñas) que cuidaban a monseñor Romero, que vinieron a refugiarse a Honduras justo en esta capital (Tegucigalpa), donde fueron desaparecidas y asesinadas por las Fuerzas Armadas».
Entre las décadas de 1970 y 1990 en Honduras fueron desaparecidas alrededor de 200 personas, entre nacionales y extranjeras.
El Cofadeh también expresó que las masacres del río Sumpul (1980) y El Mozote (1981) en los departamentos salvadoreños de Chalatenango y Morazán, fronterizos con Honduras, «nos unen en la tragedia a salvadoreños y hondureños en la frontera común».
«También la tragedia de Romero en San Salvador y de sus ángeles guardianas en Tegucigalpa nos unen en la historia compartida por culpa de los canallas», subrayó el organismo humanitario.
Además, afirmó que aunque Romero «fue canonizado en Roma el 14 de octubre de 2018″ por el papa Francisco ante miles de personas (…), 44 años después El Salvador clama el ‘milagro’ de la justicia. Y eso no le corresponde al milagroso Dios de los cristianos, le corresponde a la terrícola Corte Suprema salvadoreña».
Romero fue asesinado por un francotirador el 24 de marzo de 1980 cuando oficiaba misa en la pequeña capilla del hospital La Divina Providencia, en San Salvador.
El Cofadeh dijo que este domingo el mundo recuerda el martirio del santo salvadoreño, mientras que en Honduras se conmemora la vida y obra de personas luchadoras por la vida y la justicia, víctimas del Estado durante los últimos 44 años.
«Los fieles amigos, sus hermanos y hermanas, exigen hoy en El Salvador justicia contra la estructura militar, jurídica y religiosa que asesinó a Romero, como en Honduras se exige desde ayer justicia, verdad y reparación a las víctimas del batallón 3-16 y del golpismo criminal», añade el editorial.
Para el Cofadeh, «no basta que Arena (Alianza Republicana Nacionalista), el partido de derecha criminal fundado por Roberto D’Aubuisson, haya muerto como castigo del pueblo salvadoreño, como resultado ‘De la Locura a la Esperanza: la guerra de los Doce Años en El Salvador’».