Fortalecer el Partido Liberal – Nery Alexis Gaitán

Fortalecer el Partido Liberal – Nery Alexis Gaitán

El Partido Liberal inició su declive desde el momento que Manuel Zelaya tomó el poder en enero de 2006. En ese momento rechazó, con palabras soeces, el discurso que un experimentado líder del liberalismo le había redactado. Luego, las peleas con varios dirigentes afectó al Partido, hasta que llegó el fatídico momento en que Zelaya, asesorado en exclusiva por Patricia Rodas, decidió declararse de izquierda traicionando el ideario del liberalismo.

De amarga recordación es la crisis política que creó en el 2009, luego que intentara instaurar la cuarta urna y eliminar la Constitución vigente. El fracaso de Elvin Santos en las elecciones siguientes se debió a la traición de Zelaya al dividir el Partido Liberal. Desde ese momento el liberalismo, disminuido, pasó a ser una tercera fuerza política sin posibilidades de acceder al poder.

A esto hay que agregar la fatal elección de candidatos presidenciales que, en vez de unir al liberalismo, crearon nuevas pugnas. Orlando Zelaya, un advenedizo sin experiencia política y falto de carisma popular, se dedicó a pelear e imponer a la fuerza a sus allegados; situación que casi hizo desaparecer al Partido sacando el menor número de votos en toda la historia del liberalismo.

Yani Rosenthal, por su parte, en ningún momento dinamizó al Partido y apoyó estructuras caducas, sin arraigo popular. Dándole la espalda, una vez más, a la juventud, sin democratizar el nombramiento de nuevas autoridades. Y no hablemos de su nefasto pasado delictivo, que ahuyentó a los votantes, a los cuales no les transmitía ninguna credibilidad. Y es que pudo pagar su condena legal, pero la deuda de moralidad y honestidad jamás la podrá saldar con el pueblo hondureño.

Hoy, que el Partido se prepara para una nueva contienda electoral, la cercanía de la bancada liberal con el partido en el poder ha resultado en un accionar cómplice, al apoyar iniciativas de ley que no han favorecido a las grandes mayorías. Aun así, se ha visto últimamente una efervescencia por unificar al liberalismo.

Movimientos como la Tercera República, coordinado por Jorge Illescas, y avalado por una serie de intelectuales, economistas, empresarios y pueblo liberal, le están lavando la cara al liberalismo y presentándolo como una opción muy confiable para gobernar al país en el contexto democrático. De esta forma estamos viendo el resurgir del Partido Liberal, que siempre ha estado identificado con las causas populares.

A esto hay que agregar que la desbandada que se ha provocado en Libre, producto de la intolerancia, la manipulación y el mando dictatorial del coordinador, no ha permitido que nuevas caras opten a nuevos cargos, a tal grado que los precandidatos han sido satanizados. Y de paso, ha impuesto a una candidata oficialista que no es del agrado de nadie y está totalmente desvinculada del pueblo.

Jorge Cálix, el principal opositor de la dinastía Zelaya-Castro, al ser marginado optó por adherirse al partido que nunca debió abandonar y donde tendrá la opción de participar democráticamente con su precandidatura. Como el descontento en el partido de gobierno es grande, Cálix ha traído consigo diputados y cientos de militantes de Libre con él.

Caso similar el de Salvador Nasralla, quien al salir del gobierno, en donde fue vilmente traicionado por Libre, ha visto en el Partido Liberal la opción democrática para su precandidatura. Nasralla, si es que desea ser elegido como el candidato presidencial, tiene que transmitir confianza en los electores y hacerles ver, que esta vez, con su seriedad y sus planteamientos, pone en primer lugar los altos intereses de la patria.

La aceptación de Cálix y Nasralla viene a fortalecer al Partido Liberal. Cada uno arrastra consigo miles de votantes que vendrán a las filas liberales, convencidos que este Partido, de raigambre democrática, es la mejor opción para gobernar al país. Todos los líderes liberales, a corto plazo, deben unirse por el bien común, tanto del liberalismo como del pueblo hondureño.

¡Derrotar a la dinastía Zelaya-Castro es la prioridad!

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