Por: Marcio Sierra
El embuste que impusieron los del Partido Libre el domingo 9 de marzo 2025 recién pasado, al realizarse las elecciones primarias en Honduras, demuestra que nos encontramos en un momento crucial de nuestra historia, un tiempo en el que la fe y la esperanza deben ser la luz que guíe nuestra lucha política hacia una democracia firme y duradera. Hoy mas que ayer, la consolidación del proceso democrático ya no es tarea de unos pocos, sino el resultado del compromiso de todos los ciudadanos que anhelan vivir en una sociedad democrática, alejada de la perversidad socialista, el sistema de dominación política corrupto, la manipulación de la justicia y la incapacidad para gobernar con políticas públicas que hagan efectivo el crecimiento económico inclusivo.
La fe en nuestra lucha política no se trata solo de creer en líderes o partidos, sino en el poder del pueblo para construir un futuro justo. La esperanza no es una simple ilusión, sino la convicción de que, con esfuerzo, participación y transparencia, podemos transformar nuestra Honduras en un país en donde reina la justicia sana, la equidad y el respeto por los derechos de todos.
La conquista de la democracia la vamos a lograr al fortalecerla con cada voz que se alce en favor del bien común, con cada voto que emitamos con conciencia, con cada acción que busque erradicar la corrupción y la injustica en la que hemos caído por obra y gracia del Partido Libre y sus secuaces en el gobierno. Los que somos demócratas tenemos un compromiso claro: fomentar el dialogo, exigir integridad a nuestros líderes y construir juntos un país donde la política sea una herramienta de servicio, no de división. El ejemplo que hasta el día de hoy nos han dado los políticos, principalmente los benditos socialistas, es todo lo contrario. En nuestro actual sistema de dominación política, impera la maldad, la viveza criolla, o sea, esa actitud que busca aprovecharse de una circunstancia en particular contraviniendo los principios éticos y las buenas costumbres con la finalidad de obtener prebendas en beneficio propio; generalmente perjudicado a terceros.
En la actual gobernanza bajo control del Partido Libre, lo que menos existe, es la fe en nuestros valores morales fundamentados en nuestra creencia en Dios. Por el contrario, nos quieren imponer un sistema de valores posmaterialistas alejados de la fe cristiana, porque ven en el Estado, el único poder para mantener el orden, el que controla la subida de precios, el que mantienen la economía estable, el que lucha contra la delincuencia, el que puede hacer crecer la tasa de crecimiento económico y el que procura que el país tenga una fuerza armada poderosa. Es en este sentido, que instrumentalizan la publicidad para estimular los valores antes indicados. En otras palabras, refuerzan la idea de que las posesiones materiales son dadas por el Estado y, que es esta entidad, la que establece la medida del éxito y la felicidad.
En fin, es la fe en nuestros valores cristianos y la esperanza en un mañana mejor lo que nos debe guiar a consolidar nuestra democracia real, participativa y honesta. Todos aquellos ciudadanos que aún están indiferentes y reacios a participar en la construcción de una democracia basada en valores morales cristianos participen y hagan que los incrédulos socialistas marxistas radicales, pierdan en las elecciones generales. En sus manos está el milagro, como fue demostrado el pasado domingo de elecciones primarias, cuando se mantuvieron firmes hasta votar y revelar su postura política pro democracia.