En Honduras la ceguera política impide prosperar

En Honduras la ceguera política impide prosperar

Por: Marcio Enrique Sierra Mejía

Es la falta de una visión política clara o comprensión de cómo enfrentar los problemas y los desafíos políticos que plantean los marxistas lo que evidencia la incapacidad de los líderes democráticos hondureños. El ejemplo contundente, es lo ocurrido con la aprobación del presupuesto. Si hubiese habido una comprensión política del proceso de dominación socialista y se tuviera una postura alternativa a dicha propuesta presupuestaria, en vez de salir o ausentarse del hemiciclo, que bien daba la oportunidad para defender la postura democrática y dejar sentado un mensaje del por qué, la propuesta presupuestaria marxista era inconveniente. Sin embargo, los diputados conservadores democráticos en su mayoría, escogieron retirarse y dejar a los socialistas, en un espacio político decisivo, para que brillasen y aprovecharan el momento, para lograr el montón de millones que les van a favorecer en la contienda electoral del próximo noviembre y probablemente salir airosos al justificar las bondades que, según los marxistas, tiene la propuesta.

La lucha por la democracia en Honduras pasa necesariamente por enfrentamientos de crisis recurrentes, donde el tema del autoritarismo, las protestas sociales, las elecciones fraudulentas, y las políticas públicas ineficaces son comunes. Empero, tales oportunidades para confrontar a los socialistas, se pierden debido a la “ceguera política” o la falta de una visión estratégica para enfrentarlos. Los mismos políticos conservadores supuestamente democráticos y que han logrado mantenerse en el poder partidarista, son los que prefieren mantener el statu quo imperante en la actualidad. Estos políticos evitan buscar soluciones consensuadas porque están cómodamente atrapados en posturas oscuras extremadamente dogmáticas y carentes de voluntad para poder plantear un enfoque político reflexivo y constructivo.

Las cúpulas políticas que dirigen el Partido Nacional y el Partido Liberal, han adoptado una actitud política destructiva, porque limitan las posibilidades de construir una democracia robusta y no tienen una estrategia de abordaje para enfrentar a los marxistas, demostrando incapacidad para luchar a favor de las necesidades sociales y económicas del pueblo hondureño. Son cúpulas contaminadas por la corrupción de fondos públicos y, aunque en menor grado al compararla con los funcionarios públicos socialistas, han caído en el nepotismo y los sobornos, una constante en la política hondureña que ha afectado la inversión en salud, educación e infraestructura.  Ven que existe impunidad, pero reaccionan débilmente y hasta maliciosamente porque hacen diálogos oscuros con los del Partido Libre en el poder de Estado. La transparencia en el manejo de las actividades partidaristas no es evidente y, por ello, debilitan la confianza en la ciudadanía. De un modo u otro, estas cúpulas políticas, también buscan perpetuarse en el poder, a través del control de sus bases sociales partidaristas a las que manipular con acierto. La influencia del crimen organizado también les ha afectado y, en algunos casos, también han comprometido la seguridad y el Estado de derecho. A la vista está que no tienen una visión de largo plazo, actúan solo con fines electorales, sin abordar los problemas estructurales como la pobreza y la desigualdad. Las cúpulas políticas partidaristas democráticas de vieja cuña (cúpulas añejas) también han contribuido a la falta de oportunidades para los hondureños.

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