Por: Luis Ortiz
Lo venimos diciendo desde hace meses, la única forma que tiene Libre de continuar en el gobierno, es haciendo un gran fraude, tal como sucedió en Venezuela. Y para “legalizar” ese fraude se ocupan dos votos, que son los del representante de Libre y la colorada en el CNE. Y precisamente allí, en esa institución, está el talón de aquiles de la democracia en este minuto en Honduras.
Todos sabemos que Mel Zelaya, Patricia Rodas y sus asesores extranjeros definieron, desde 2022, la ruta de pactar/coptar/comprar, a tres piezas claves de los partidos, a Carlos Flores, Yani Rosental y Nazry Asfura.
Flores, recibe millones mensuales de publicidad del gobierno y nuevamente en el CNE se le adjudicará la venta del papel para las elecciones primarias y generales, aproximadamente 50 millones en cada etapa. Su compromiso es controlar a Paola Hall, la “independiente”, para que vote como le convenga a Mel.
Yani, se plega a Flores, pero también controla a Mario Segura, la “puta politica” del momento, que en casi tres años de gobierno ñangara, ha votado a favor de Libre, en todas las decisiones controversiales en el Congreso, de espaldas al interés nacional. Todos sabemos que hay una fortuna incautada que devolverle al empresario y político “jampedrano”. Hay mucho dinero en juego, por eso vemos sus posiciones “gallo gallina”.
De ese plan de captación de los “dueños” de los partidos tradicionales, no escapa Asfura, quien docilmente entregó al país y al nacionalismo en febrero de 2024, a cambio de más dinero en proyectos para sus empresas e Impunidad en el MP.
Hoy, esos acuerdos, que reclama Mel, están a punto de sellarse, dándole a Libre la presidencia del CNE, en el año crucial de las elecciones primarias y generales. Si eso se produce, el plan Venezuela estará mas cerca que nunca de materializarse, el último domingo de noviembre de 2025. La pérdida de la patria, la pérdida de la libertad, la pérdida de la democracia tendrá tres nombres: Carlos, Yani y Nasry.