Edgardo Rodríguez: “Saco de mierda”, a propósito del atentado a Trump

Edgardo Rodríguez: “Saco de mierda”, a propósito del atentado a Trump

No se asunten, sigan leyendo, no me critiquen por el titular, que lo entrecomillo, porque la frase no es mía, lo dijo un Ministro, del actual gobierno socialista de España, a un periodista, “no alineado” con las ideologías de izquierdas, ni la agenda globalista o lgtb. Le dijo esa expresión porque el periodista lo criticó por el uso indebido de su vehículo oficial para asuntos personales. Hago uso de esa expresión, no propia de un alto funcionarios de gobierno, porque la izquierda mundial se ha apoderado del lenguaje y lo está utilizando como un arma de destrucción masiva, contra sus enemigos políticos, la derecha patriarcal y neoliberal.

El lenguaje soez, vulgar y de odio, es ya parte de la consigna de la actual izquierda, degenerada, deshumananizada, corrupta y desprovista de un proyecto de sociedad viable. Ese lenguaje violento se está traduciendo en ordenes de ataque, porque cuando esas expresiones cae en mentes débiles, sicóticas o con aberraciones de infancia, sucede lo que se vio en Butler, Pensilvania, un atentado criminal, contra quien tiene las mayores probabilidades de ser el próximo presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Y muchos medios de comunicación financiados por la izquierda, en todas partes, son caja de resonancia de ese discurso de odio y confrontación. Callan y esconden las atrocidades de los regímenes o líderes de izquierda y apabullan o aplastan a los de derecha. Entre muchas de esas cadenas que juegan con el lenguaje está CNN, que a lo sucedido a Trump lo llamó “tiroteo”, en lugar de atentado criminal. El País, de España, lo calificó de “aparente atentado” y la lista continúa.

Honduras no es ajena a esa marea sucia del lenguaje confrontativo y de odio, que ya está en el manual de la nueva izquierda. Han sido varios los altos funcionarios y diputados del gobierno de la refundación que públicamente usan las palabras como arma para herir, descalificar o aniquilar. “Muñecas de la mafia” llamó un diputado de Libre a unas de sus colegas nacionalistas del Hemiciclo. El ministro José Cardona llamó “imbécil” al joven opositor Rashid. Y recientemente, el hermano de Rixi Moncada, convocó a sacar los machetes contra los Liberales. Esto no es casual, no es aislado, no es especulación, es parte de una agenda global muy peligrosa de la izquierda cavernícola, que por el momento se mantiene en el nivel oral, pero que el sábado pasado, en Pensilvania, se convirtió en un acto concreto, un intento de asesinato.

En todo el planeta se vive una guerra cultural, como lo califica Agustín Laje, que cada vez más polariza a las sociedades, las empuja hacia la inevitable confrontación física. La izquierda cavernícola, los globalistas, los que impulsan y financian la ideología de género, son los mismos, todos ellos van contra la derecha, los creyentes, los que defienden la familia y los valores tradicionales históricos. Esto apenas comienza.

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