Cultura política deprimente en Honduras

Cultura política deprimente en Honduras

Por: Marcio Enrique Sierra Mejía

Los hondureños y hondureñas tenemos una cultura política que poco contribuye a moldear nuestra historia para progresar y salir del atraso. Por el contrario, nuestra vida social revela una historia marcada por valores, creencias, actitudes y prácticas desmoralizadoras que evidencian un alto nivel de atraso y una mala calidad de vida democrática. El desarrollo político cultural de Honduras es disuasorio, inapropiado, inconveniente, ineficaz, desfavorable, e inadecuado. Coexistimos bajo una cultura política en la que prevalecen valores endemoniados, malignos, malévolos, crueles, inicuos y fregados. En nuestra historia política constatamos guerras civiles motivadas y conducidas, más por anhelos egoístas de individuos políticos afanados por conquistar el poder, que por políticos estadistas con visión política de largo plazo. En otras palabras, en nuestra cultura política, los anhelos dictatoriales, los golpes de Estado, la corrupción y el clientelismo, se han convertido en valores dominante hasta hoy en día.  En que se han sumado, el nepotismo combinado con el despotismo, como valores ideales de los socialistas- fascistas que nos imponen los ideólogos del Partido Libre.

Por un largo tiempo (siglos XIX 1800-1900 y siglo XX 1990-2000), enfrentamos un bipartidismo manipulador, controlado por oligarquías que, consideraron al pueblo, como una masa social de individuos útiles para sostener el poder de Estado. Y ya, entrados en el siglo XXI, el poder hegemónico lo conquista el Partido Libre, cuyo sistema de dominación política, impone valores repudiables, antidemocráticos, tiránicos y enervantes. En el siglo XXI, se ha intensificado el irrespeto a la dignidad de la sociedad hondureña y la sombra del clientelismo político permea con mayor voracidad la cultura política. En la actualidad, la sociedad política ha caído en manos de políticos marxistas-fascistas, que a través del fortalecimiento de redes clientelistas y el jaqueo digital, pretenden perpetuarse en el poder, aunque tenga que apelar al fraude electoral. En consecuencia, la desconfianza en las instituciones fundamentales del Estado de derecho, ha aumentado como nunca antes pudo verse. Tenemos un Congreso Nacional mediocre, dirigido por políticos incapaces, corruptos y faltos de transparencia que, cada día que pasa, se debilita y da señales de extenuación. Una Corte Suprema de Justicia subordinada al poder ejecutivo y un gobierno sujeto a los dictados del coordinador del Partido socialista-fascista en el poder.

La movilización social y las protestas van cobrando fuerza, porque la ciudadanía percibe que los marxistas-fascistas del Partido Libre, preparan el fraude electoral, de manera tal que, la participación ciudadana democrática en los procesos electorales, es la clave para lograr derrocar el sistema de dominación socialista-fascista y ganar confianza en el sistema político. Hay que erradicar la presencia que ejercen asesores cubanos, venezolanos y de otras naciones, en el manejo del actual sistema de dominación política que impone el Partido Libre, a través del poder de Estado, si queremos reconquistar el poder para establecer un sistema de dominación política basado en valores culturales humanistas, democráticos y respetuosos de los derechos individuales y sociales. En fin, para mejorar nuestra cultura política debemos fortalecer las instituciones y reducir la corrupción y darle calidad a la gobernabilidad. Necesitamos una ciudadanía activa que participe mas allá del voto y exija rendición de cuentas. Hay que reducir la polarización política y lograr consensos que beneficien al país en su conjunto. La cultura política en Honduras tiene que evolucionar con nuevos actores y demandas sociales que busque mayor transparencia, justicia y equidad.

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