Es una triste verdad que el narcotráfico y el crimen organizado se han infiltrado en la clase política sin distingos de partidos políticos; en todas las banderas ondea alevoso el crimen. Lo mismo sucede en el sistema financiero, el mundo empresarial, etc. El dinero mal habido inunda todas las esferas sociales.
Es indiscutible que este mal echó sus raíces en el gobierno del Poder Ciudadano, que estuvo al mando de “El Comandante”. En ese entonces las avionetas aterrizaban por montones en el país. A partir de esa fecha, se incrementó la violencia en todos sus formas en nuestra patria.
Ha sido desde siempre, un secreto a voces, que los políticos han sido cooptados por el crimen organizado. Al respecto, el libro “Tierra de Narcos; cómo las mafias se apropiaron de Honduras” del periodista, investigador y escritor, Oscar Estrada, no deja dudas al respecto. La lista de políticos involucrados con el crimen organizado es extensa.
Hoy le ha tocado el turno a la familia presidencial. Ha circulado un video donde el señor Carlos Zelaya, hermano de Manuel Zelaya, el principal asesor del gobierno -léase presidente en funciones-, y cuñado de la Presidente Castro, se reunió hace años con narcotraficantes, donde supuestamente se le ofrecían 13 millones de lempiras y él admite que una parte sería distribuida en algunos departamentos, y exclama la frase lapidaria, que ha conmovido a la nación: “La otra mitad es para el Comandante”, son innecesarias las referencias del destinatario de este supuesto monto que se le entregaría. El mismo Carlos Zelaya ha admitido “que cayó en una trampa”, pero por el tipo de negociación que se evidencia en el video, esta justificación no es creíble.
Ante este supuesto involucramiento del cuñado de la presidente Castro con el crimen organizado, nos ha sorprendido la tibia respuesta oficial sobre esta delicada situación. En la cadena nacional que convocaron, el pueblo hondureño esperaba una respuesta contundente sobre las consecuencias e implicaciones que representa para la familia Zelaya-Castro este video, pero lo único que hizo la presidente fue mencionar juicios e involucrados de otros partidos, obviando olímpicamente las actuaciones de su cuñado.
En algún momento la presidente Castro, de forma tibia y sin darle ninguna importancia, ha dicho que no es responsable de lo que hagan los demás y que el cuñado actuó a sus espaldas. A lo cual le damos el beneficio de la duda, y puede ser posible. Pero lo cierto es que, al ser la persona más informada del país, no se le cree que no sabía en qué actividades andaba su cuñado y todo el daño que sus andanzas representan en primer lugar para toda la familia Zelaya-Castro; en segundo lugar, para el Partido Libre; y en tercer lugar para el pueblo hondureño.
La aparición de este video salió a luz en el peor momento político para los Zelaya-Castro. Cuando acababan de denunciar el Tratado de Extradición, que es la única figura jurídica a la cual le han temido los narcotraficantes, que ahora están de fiesta, celebrando que no serán extraditados.
Desde el inicio, las justificaciones que esgrimió la presidente Castro no fueron nada convincentes. Las declaraciones de la embajadora Dogu sobre la visita de militares y el exministro de Defensa con personas indiciadas por narcotráfico en Venezuela, no son motivo ni siquiera motivo de algún reclamo diplomático. Y luego, la señora Castro le puso la cereza al pastel, al afirmar que lo hacía para detener un golpe de Estado que se estaba fraguando. Situación que hasta los militares han desmentido.
Como era de esperar, la aparición del video ha hecho pensar al pueblo hondureño que supuestamente la presidente Castro ha denunciado el Tratado de Extradición para proteger a su familia de ser extraditada. Esta situación ha enardecido al pueblo, a tal grado que ha regresado la Marcha de las Antorchas.
El pueblo hondureño le está exigiendo que no se rompa el Tratado de Extradición y que de frente aclare la situación en que está involucrado su cuñado y de paso toda su familia. Y a raíz de estos cuestionamientos, múltiples sectores de la hondureñidad le están exigiendo su renuncia.
¡La presidente Castro debe darle una pronta respuesta al pueblo hondureño, que se niega a vivir en un narcoestado!