Cespad advierte que; “pasividad del Congreso Nacional amenaza lucha anticorrupción”

Cespad advierte que; “pasividad del Congreso Nacional amenaza lucha anticorrupción”

Cespad señala que el Congreso Nacional atraviesa su cuarta y última legislatura envuelto en parálisis. Las divisiones internas, los constantes desacuerdos y la ausencia de una agenda legislativa clara provocan rupturas sustanciales en las sesiones plenarias. – Foto creada con IA

El Congreso Nacional de Honduras atraviesa su cuarta y última legislatura envuelto en parálisis, con divisiones internas, constantes desacuerdos y la ausencia de una agenda clara que provocan rupturas sustanciales en las sesiones plenarias, señala un reciente análisis del Centro de Estudio para la Democracia (Cespad).

Osiris Payes, analista del Cespad, señala que esta inacción no es un accidente del momento, sino el reflejo de un sistema diseñado para servir a una élite que opera bajo lógicas de poder invisible.

“La inacción legislativa responde a un diseño institucional que favorece históricamente a una élite política que actúa bajo lógicas de poder invisible. Como advierte (Norberto) Bobbio, en América Latina la corrupción no escandaliza, sino que muchas veces es vista como ‘habilidad’ o ‘inteligencia política’”, subraya Payes.

Esta normalización de la impunidad, añade, debilita la expectativa ciudadana y erosiona las condiciones para que la democracia funcione con integridad.

36 días para cumplir con el compromiso

Uno de los puntos más urgentes que el Congreso debe resolver es la aprobación de reformas clave que viabilicen la instalación de la Comisión Internacional Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (CICIH).

El Memorándum de Entendimiento entre el Gobierno hondureño y la ONU expira el 15 de junio, y sin avances legislativos, esa oportunidad se perdería.

“Este plazo representa una oportunidad decisiva para que el Congreso Nacional demuestre su disposición a cumplir con los compromisos asumidos”, advierte Payes.

Pero si no se aprueban las reformas clave antes de esa fecha, el Congreso desaprovechará, una vez más, la oportunidad de avanzar en la lucha contra la corrupción.

Un Congreso que solucione, no que encubra

La crítica de la organización de sociedad civil no se limita a la inacción. Va más allá, y exige una transformación profunda del rol que juega el poder Legislativo.

La democracia hondureña necesita un Congreso que no actúe como cómplice de la impunidad, sino como arquitecto de un nuevo pacto normativo que restituya la confianza ciudadana en las instituciones”, señala el análisis.

Honduras enfrenta múltiples fallas estructurales, y el Congreso en vez de combatirlas es en muchas ocasiones parte de ellas al omitir, encubrir o simplemente congelar las reformas que el país exige.

Un reto que definirá el futuro

La advertencia está hecha. Con el reloj corriendo hacia el 15 de junio, cada día de silencio legislativo se convierte en una complicidad tácita con la impunidad.

La ciudadanía observa con desconfianza. Y la historia, una vez más, tomará nota. ¿El Congreso seguirá siendo parte del problema o se atreverá, al fin, a ser parte de la solución?

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