APUNTES 2/5/23

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LLUVIA. Hombre, por más que Libre y la dirigencia sindical alineada tenían todo fríamente calculado -como el Chapulín Colorado- para apoderarse de la marcha de los trabajadores, al final el T les salió por la C y hubo lluvia de consignas.

GRANJA. Ajá, y esto que los tales colectivos madrugaron a tomarse La Granja -resguardados por la Policía- con mantas y mensajes contra el empleo por hora y el paquetazo fiscal, las consignas de Libre.

MISMO. Bueno, lo cierto es que lo mismo hicieron cachurecos y liberales, tratar de cooptar los sindicatos, pero es la primera vez que un gobierno comete el error de infiltrarse directamente en las marchas.

PLAN. El plan de Libre, que incluyó una repetida cadena de radio y televisión de Xiomara con su consigna de “somos resistencia”, al final resultó a medias.

¡FUERA! A Bartolo le volvieron a dar de su mismo chocolate, y casi lo linchan, esta vez en sus propios dominios progreseños cuando intentó infiltrar la marcha. “Fuera… fuera… fuera”, corearon los enardecidos sindicalistas.

VEINTE. El problema de Bartolo es el mismo de la mayoría de funcionarios refundacionales, incluidos los de Palacio, que todavía no les cae el veinte de que son gobierno, no resistencia, y que su trabajo es gobernar, no andar en las calles quemando llantas.

DIÁLOGO. El asunto es que al suave ya van a cumplir año y medio y todavía no se dan cuenta de que son gobierno y, en vez de llamar a un diálogo a todos los sectores, sin exclusiones, siguen con su discurso trasnochado de los 12 años de la “dictadura”, que el golpe de Estado y que no sé qué.

NUBES. A un pobre señor, ni porque andaba de sombrero, como el olanchano, por poquito y lo linchan los tales colectivos solo porque se puso a corear consignas en contra del nepotismo y de la canasta básica por las nubes.

HUMO. Al final no se supo qué fin tuvieron Daniel Durón, Joel Almendárez e Hilario Espinoza, porque, como Libre se tomó por asalto la concha acústica del parque central, mejor se hicieron humo.

1959. Hombre, se darán cuenta los orates y cavernícolas de aquí que tanto idolatran la dictadura cubana que, por primera vez desde 1959, no hubo celebración porque resulta que no hay gasolina ni para remedio. Ajá, pero Díaz-Canel le echó el muerto a la lluvia. Ja… je… ji… jo… ju…

SIEMPRE. El olanchano, como siempre, llegó a la marcha bien acompañado nada menos que del “perro amarillo”.