By En el tercer día del juicio, los «testimonios de convictos confesos, develan el telón de sus mentiras y crímenes atroces y sus pruebas de saliva, sustentan la inocencia de Juan Orlando Hernández», señaló este jueves Ana García, esposa del exgobernante hondureño quien enfrenta un proceso legal por delitos de narcotráfico en la Corte del Distrito Sur de Nueva York.
Documento íntegro leído por Ana García
En primer lugar, quiero expresar mi más sincero agradecimiento a los medios de comunicación por su presencia hoy aquí. Agradezco la oportunidad de
dirigirme a ustedes y compartir un mensaje importante en medio de estos tiempos desafiantes.
Hoy, me encuentro frente a ustedes para abordar el reciente testimonio, frio, perverso, del ex alcalde de Copán, Alexander Ardón, también conocido
como el «rey del pueblo». Las revelaciones de un asesino en serie confeso que habla de una metamorfosis de un ser malévolo a casi un demonio Redimido y protegido ahora por la justicia de los Estados Unidos.
El Testimonio de Ardón sacude los tejidos de la sociedad, donde la paradoja e ironía se centra ahora que los detractores políticos de Juan Orlando
Hernández pasaron a ser ahora los señalados de tener vínculos con el narcotráfico, la narrativa de odio se les comenzó a desmoronar y ahora queda
claro quién es quien.
Permítame describirles a este individuo frio y su perverso estilo de vida lujoso y ostentosa, manchado de sangre. Ardón fue conocido por su ostentosa
y excéntrica mansión con un helipuerto, un símbolo de su oscuro poder y riqueza.
Incluso tenía búfalos en su propiedad, lo que reflejaba su extravagancia y desprecio por las normas comunes como lo registra los medios de comunicación. Además, no podemos ignorar la presencia de una garita con una tranca con civiles armados de alto poder y la tranca en el ingreso al municipio, una clara manifestación de su dominio que volvió su municipio en tierra de narcos, control absoluto, abuso e irrespeto al Estado de Derecho, todo esto antes que Juan Orlando llegará a la Presidencia.
Sin embargo, lo más impactante de todo ha sido su macabra confesión como narcotraficante responsable de la muerte de 56 hondureños. Sí, han
escuchado correctamente. Ardón ha admitido su participación en actividades criminales tan despreciables que han dejado un profundo dolor en nuestra
sociedad con el irrespeto al derecho a la vida, actos desdeñables que se pretenden limpiar y lograr el perdón de su condena por su colaboración a la
justicia Norteamericana , sin importar que estos delitos quedan impunes en Honduras tal y como lo manifestó la defensa de mi esposo.
En el mundo paralelo de la Justicia, Ardón encontró la llave mágica de negociar con la justicia, para que desaparezcan todos sus crímenes y
asesinatos para lograr su libertad definitiva mediante un falso testimonio materializando su venganza contra mi esposo por desbaratar su imperio
criminal, Como lo señalo en su interrogatorio el abogado Colón “ Su motivo es el tiempo cumplido de su condena, no el remordimiento a sus víctimas, su
arrepentimiento es tan falso, como la falacia de su testimonio contra Juan Orlando”.
Como dice la biblia el que usa la falacia, su lengua se enredará y perecerá, porque su vida pertenece a los demonios. Ardón, sin ningún titubeo describió la trama de sus asesinatos, su imperio de maldad destructiva de vidas lo llevo según su propia voz a conspirar para asesinar al Zar antidrogas el Coronel Julián Arístides Gonzales, un alto funcionario de nuestro país que era el abanderado y encargado de coordinar acciones contra el tráfico de drogas en Honduras.
Su asesinato fue un vil y despreciable pago de un favor a otro criminal Wilter Blanco jefe del cartel del Atlántico quien fue también extraditado por su
historial criminal.
Ardón confesó que él y otros narcotraficantes también conspiraron para matar a Alfredo Landaverde que fungió como coordinador de la lucha contra
el Narcotrafico. Estos asesinatos de alto impacto estremecieron y conmocionaron al país entero dejando familias embargadas por el dolor y el
luto, quienes claman justicia contra estos asesinos, que hoy con sus falsos testimonios colaboran con el Gobierno de Estados Unidos para obtener un
perdón que el pueblo Hondureño jamás se los concederá, porque son enemigos de la Paz.
Lo que nuevamente devela el telón de quien es quien, y que Juan Orlando Hernández como Presidente de Honduras lucho siempre para mantener La
Paz y seguridad del pueblo hondureño, siendo un verdadero aliado de los Estados Unidos en la lucha contra el mundo criminal. Hoy, les hago un llamado a todo el pueblo hondureño, a ustedes representantes de los medios de comunicación, para que se unan a nosotros en esta lucha espiritual entre el bien y el mal. Como dice la obra magistral de William Shaskpare “ Si viene uno a uno, luchare contra todos los demonios”
QUEDA CLARO que uno a uno de los falsos testimonios en contra de mi esposo, con el poder de la verdad espiritual se lucha en este juicio contra los demonios, que cargan su gran culpa, cuyo veneno remuerde y envenena sus almas y tuerce sus lenguas.
Es fundamental que busquemos la verdad, investiguemos a fondo y no nos dejemos llevar por acusaciones infundadas como parte de una venganza y
conspiración de los enemigos de mi esposo. Mi esposo es inocente, y confío plenamente en su integridad y en su dedicación para servir a nuestra nación.
En conclusión, quiero agradecerles nuevamente por estar aquí y brindarme la oportunidad de compartir mi mensaje. A pesar de las adversidades,
debemos recordar que la verdad prevalece. Juntos, podemos demostrar al mundo que somos una sociedad fuerte y unida, capaz de superar cualquier
obstáculo que se nos presente.
Hoy concluimos un día más para la honra de DIOS, en la defensa de JOH para demostrar su inocencia, hoy es un día menos para el pronto regreso de
JUAN ORLANDO. Que la verdad y la justicia siempre nos guíen en nuestro camino.
