Amenaza ridícula

Amenaza ridícula

Por: Nery Alexis Gaitán

El sentido común dicta que a la hora de pelear hay que tener posibilidades de ganar la contienda, por eso hay que elegir contrincantes que estén a nuestro nivel y que puedan derrotarse. Sería una locura pelear con alguien superior a uno y pensar que se le ganará; la derrota sería inminente. Quizás uno de los pocos casos desiguales donde ganó el enclenque, sea el caso de David contra Goliat, pero inevitablemente hubo intervención divina.

La amenaza de la presidente Castro de cerrar la base militar norteamericana radicada en Palmerola si Donald Trump hace deportaciones masivas de hondureños, es totalmente descabellada (las deportaciones masivas no son posible por varias razones, entre ellas legales y económicas). Pelear en contra de uno de los ejércitos mejor preparados del mundo más que ridiculez es una locura sin pies ni cabeza. Pero se entiende el mensaje político que como manotadas de ahogada está enviando la presidente.

Analicemos un poco el contexto que desembocó en esta amenaza ridícula. En primer lugar al gobierno de Libre nunca le ha interesado el bienestar de los migrantes. Tanto es así que Kamala Harris le ofreció a Xiomara que si no rompía relaciones con Taiwán iban a legalizar a nuestros compatriotas que estuvieran todavía ilegales. Y ya sabemos que entabló relaciones con China continental por mandato del Foro de Sao Paulo, ocasionándole grandes pérdidas al país; se canceló la millonaria ayuda humanitaria que nos daba Taiwán, se han perdido miles de empleos, sobre todo en el rubro del camarón, etc. Y hasta el momento los chinos continentales no han ayudado en nada al país.

Otro antecedente es el narcovideo que involucra a la familia presidencial y por el cual denunciaron el Tratado de Extradición. Fue obvio que andan buscando protección y de paso evitar que sigan extraditando a hondureños involucrados en actividades del narcotráfico y del crimen organizado. Entienden que la política de Trump es cero tolerancia a los narcotraficantes.

Es necesario recordarle a la mandataria que para que su amenaza se concrete, debe ser aprobada por el Congreso Nacional, donde el oficialismo no tiene la mayoría de los votos, así que es casi imposible que proceda. Esta amenaza lo que busca es mantener un elevado nivel de confrontación con el gobierno de los Estados Unidos para justificar un posible rompimiento de relaciones, que es lo peor que le puede suceder a Honduras.

La presidente Castro no se ha puesto a pensar en las posibles represalias que puedan haber por parte del gobierno norteamericano. Por ejemplo, pueden cesar toda ayuda económica y humanitaria o empezar a gravar las remesas, tal como lo están proponiendo ya senadores republicanos. Esto llevaría a la bancarrota al país; recordemos que hay más de dos millones de hondureños en los Estados Unidos y sus remesas de unos 10 mil millones de dólares al año, representa al menos el 25% del PIB. Así que las consecuencias en verdad serían desastrosas para los pobres que viven de este dinero enviado por sus familiares.

Es obvio que al gobierno no le importa el bienestar de los compatriotas que luchan cada día fuera del país por ayudar a sus familias. Parece que su única finalidad es imponer su agenda política y quedar bien con sus aliados izquierdistas.

Hasta el momento hemos visto cómo han satanizado a los empresarios nacionales y extranjeros, lo que ha dado como consecuencia que se han cerrado cientos de fábricas, lo que ha incrementado el desempleo. Razón por la cual miles de hondureños han huido y siguen abandonando el país. Si en verdad les interesara mejorar la calidad de vida de los pobres se pondrían a trabajar como debe ser, para resolver los grandes problemas sociales que tenemos.

Al persistir la presidente Castro con su mensaje de confrontación y odio, tendrá como resultado más problemas para los hondureños. Finalmente hay que aclarar que en ningún momento nuestra soberanía está amenazada.

¡Libre nunca más!

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