El jefe del Estado Mayor Conjunto negó estar subordinado al CNE durante el proceso electoral, mientras expertos advierten que esa postura debilita el mandato constitucional y la institucionalidad democrática.
El eco de la discusión entre la presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE), Cosette López, y el jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, Roosvelt Hernández, enciende una controversia que pone en entredicho la subordinación militar durante el proceso electoral.
Todo comenzó con una denuncia pública hecha por López. En una declaración contundente, la consejera presidenta aseguró:
“Me gritó que yo no era su superior. Me gritó que me quedara claro que yo no soy su superior y estoy clara que no soy su superior. Claro lo ha dejado con su beligerancia porque eso sería insubordinación, pero saben cómo han querido manipular los medios de comunicación diciendo que recibieron órdenes mías. Todo el mundo lo sabe, Honduras lo sabe. Es bastante vergonzoso”.
El general Hernández respondió con frialdad, pero sin esconder la tensión del momento:
“No la he agredido verbalmente. De ninguna manera la hemos agredido verbalmente y en efecto, ella dijo que si era mi superior me castigaría, algo así. Yo le dije usted no es mi superior, nosotros somos instituciones que debemos de respetarnos. Estamos en una relación de apoyo, estamos a disposición”.
¿Subordinación o apoyo institucional?
La discusión no quedó solo en un intercambio verbal. El analista y abogado Kenneth Madrid reaccionó con preocupación ante la postura del jefe militar:
“Cuando se habla de estar a disposición del CNE significa que está al servicio. Por eso se hace una ceremonia donde ellos pasan a disposición del organismo. Están a disposición del CNE y siguen los mandatos en materia político-electoral de la presidencia de la República y de jerarcas de partidos políticos. Por eso violentan la Constitución sin lugar a duda”.
Madrid señala que el mensaje del general Hernández envía una señal inquietante: “Eso me parece a mí que es grave. Significa que todos los hondureños estamos en serios aprietos porque él no reconoce la subordinación que debe tener”, lamentó Madrid.
Y agrega que la Constitución no utiliza expresamente esa palabra, pero al decir ‘a disposición’ implica que deben estar al servicio del CNE y cumplir la función de resguardo y transporte de todo el material electoral. “Ellos no son quienes mandan”, sostuvo.
“Quedan bajo tutela del pleno”
El exconsejero del CNE, Germán Lobo, explicó que una vez que las Fuerzas Armadas pasan a disposición del órgano electoral, quedan bajo la tutela del pleno de consejeros.
“Las gloriosas Fuerzas Armadas de Honduras, una vez que pasan a disposición del órgano electoral, quedan bajo la tutela del pleno de consejeros y del pleno de consejeros deben de salir las directrices que ellos tienen que cumplir de conformidad a la Constitución de la República”, señaló.
Aclaró que ningún consejero puede tomar decisiones de forma individual sobre el actuar militar.
“Ningún consejero de manera aislada le puede dar instrucciones a las Fuerzas Armadas. Tiene que salir bajo resolución colegiada del pleno, que puede ser por mayoría o por unanimidad”, concluyó Lobo.
Subordinadas hasta el 8 de abril
El presidente del Colegio de Abogados de Honduras (CAH), Gustavo Solórzano, confirmó que las Fuerzas Armadas se encuentran bajo subordinación del CNE durante el periodo electoral.
“Las Fuerzas Armadas de Honduras se encuentran bajo la subordinación del Consejo Nacional Electoral (CNE) hasta el 8 de abril”.
Y precisó que, durante ese tiempo, también están bajo la autoridad de la presidenta del CNE.
Un choque institucional
Este enfrentamiento entre dos autoridades clave en el proceso electoral hondureño enciende las alarmas en sectores jurídicos, políticos y sociales.
Lo que para algunos es una diferencia de interpretación sobre términos como “subordinación” o “disposición”, para otros es la antesala de un potencial debilitamiento institucional.
La historia demuestra que en tiempos electorales, las tensiones entre civiles y militares deben manejarse con prudencia y bajo el paraguas de la Constitución.
La claridad de la ley no admite tergiversaciones. Como señalan expertos, cuando las Fuerzas Armadas están al servicio del CNE, deben acatar sus disposiciones sin ambigüedades, sin beligerancias y sin pretensiones de autonomía en funciones que no les competen.
En un país con una historia marcada por tensiones entre el poder civil y militar, declaraciones como las del general Roosvelt Hernández no pueden pasar desapercibidas.
Son más que un cruce de palabras: son un reflejo de las fragilidades institucionales que amenazan la democracia.
El próximo 8 de abril no solo marcará el cierre de un proceso electoral, sino también la prueba de fuego sobre si las Fuerzas Armadas de Honduras verdaderamente respetan el principio constitucional de subordinación al poder civil.