Al iniciar un nuevo año tenemos muchas expectativas de mejoría en diversos aspectos de nuestra vida. Todos deseamos prosperidad, trabajo, salud y amor. Confiamos en que la nueva ronda de 365 días, con el corazón y el alma henchidos de esperanza, nos llevará de la mano hacia la felicidad. Los hondureños esperamos que el Gobierno por fin empiece a trabajar, para resolver los graves problemas sociales y económicos que enfrentamos diariamente.
El 2025 será un año esencialmente político. En marzo se efectuarán las elecciones primarias y en noviembre las generales, en donde se elegirán las nuevas autoridades gubernamentales, diputados y alcaldes. Los hondureños deseamos que las elecciones se desarrollen con la mayor transparencia posible y que se respete la voluntad popular.
A todas luces deseamos que no haya un mega fraude electoral, al estilo de Venezuela, por parte del oficialismo. La contratación de la empresa venezolana, para que lleve a cabo el proceso de biometría, no es un buen indicio. Por lo tanto, los demás partidos políticos, la sociedad civil y organizaciones religiosas y populares deben estar vigilantes para que las elecciones se efectúen limpiamente.
Con respecto a la impopular precandidata oficialista, Ramona Moncada, que ha sido impuesta y será la elegida para las elecciones generales, hemos visto un panorama oscuro, intransigente y dictatorial en sus actuaciones. De momento, está reñido con la ética que tenga doble sombrero: Candidata oficialista y Ministro de Defensa. Por lo consiguiente, las Fuerzas Armadas están a su disposición, con los altos jerarcas defendiendo la agenda política gubernamental, y son quienes acarrearán todo el material electoral, situación que deja en entredicho la transparencia de las elecciones.
Su campaña ha sido financiada desde el Poder Ejecutivo, donde ha usado recursos del Estado; como ejemplo, mencionaremos la utilización a mansalva del Canal 8, que transmite en exclusiva su accionar político. Así que todo apunta a un posible mega fraude electoral para continuar en el poder.
Y es que el Gobierno de Libertad y Refundación ha incumplido casi en su totalidad las promesas de campaña y no ha empezado a resolver los graves problemas de salud, educación, desempleo, infraestructura vial, etc., que enfrentamos los hondureños. Su accionar se ha limitado a poner pequeños parches en algunas situaciones y a trabajar en exclusiva por imponer su agenda política antidemocrática, dándole la espalda al pueblo.
Estamos frente a uno de los peores gobiernos de nuestra historia reciente. Se caracteriza por un nepotismo sin precedentes, donde están empleados todos los familiares de funcionarios desde la familia presidencial hasta empleados de tercera categoría. Asimismo, los señalamientos de actos reñidos por la ley se cuentan por docenas, tal como lo han denunciado organizaciones como ASJ y el CNA. Lo hemos dicho, se convirtieron en la versión siniestra de aquello que denunciaban. Ahora ya no les duele Honduras.
Para variar otro ejemplo: han gastado miles de millones en viáticos y demás canonjías en viajes alrededor del mundo, que han sido innecesarios e infructuosos para los hondureños. Mientras tanto, no hay ni algodón en los hospitales. El derroche ha sido a manos llenas.
Tampoco respetaron la independencia de los tres Poderes del Estado y asaltaron el Congreso Nacional; impusieron magistrados a su conveniencia en la Corte Suprema; lo mismo ocurrió con el nombramiento del Fiscal General, que está sordo, ciego y mudo para judicializar a los funcionarios del actual gobierno; impusieron al Procurador y subprocurador.
Estamos frente a un gobierno fracasado, que ha incumplido sus promesas de cambio. Los hondureños todavía estamos esperando que venga la CICIH, pero no ha habido ni habrá voluntad política para que venga. Sobre todo ahora, que están involucrados altos funcionarios en actividades del narcotráfico y del crimen organizado, tal como lo evidencia el narcovideo.
Para este 2025, los hondureños deseamos que los políticos de Libre no sigan con su mensaje de odio dividiendo a la familia hondureña. Y que prevalezca la voluntad popular en las próximas elecciones.